Los refrescos azucarados, bebidas de frutas, dulces, helados, pasteles y galletas entran en la lista de productos que pudieran conllevar a la mencionada dolencia, alerta la revista Frontiers in Nutrition.
El porcentaje de ingesta energética procedente de azúcares añadidos se correlacionaba positiva y sistemáticamente con los cálculos renales, explicaron los expertos.
Este estudio no se detienen en esta conclusión, pues ahora los especialistas se disponen a explorar los tipos de cálculos renales asociados al consumo de azúcar y hasta qué punto habrá reducirla.
Las personas que sufren cálculos renales presentan síntomas como el dolor intenso, náuseas, vómitos, fiebre, escalofríos y orina con sangre.
Esta dolencia –advierten los científicos- no sólo reducen la calidad de vida, a largo plazo, pueden provocar infecciones, hidronefrosis, es decir, inflamación de los riñones, insuficiencia renal y enfermedad renal terminal.
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