Me encuentro frente a ella, en ese instante brotan del texto los recuerdos de una señora de avanzada edad nombrada Nelia Escandón, quien no desechaba oportunidad alguna para hablar de Fidel, admirar su inteligencia, exaltar sus hazañas o destacar sus virtudes.
Aunque no lo conoció personalmente, nadie podría dudarlo, pues conversar con ella suponía un boleto a la vida y obra de esa figura inmensa de pensamiento que consideraba su líder y amigo.
Permanece aún en mi memoria el reflejo de su rostro abatido y bañado en lágrimas cuando aquel día de 2016 anunciaron la partida física de ese gran hombre de mil batallas.
Del 30 de noviembre al 4 de diciembre de ese año, las cenizas del líder histórico de la Revolución cubana peregrinaron desde La Habana hasta Santiago de Cuba, el cortejo atravesó 13 provincias del país y recibió el homenaje de millones de cubanos.
A lo largo de esas tristes e inolvidables jornadas, mi abuela permaneció en su sillón acompañando la caravana con los restos de Fidel, los cuales llegaron la mañana del domingo 4 de diciembre al cementerio Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, para el entierro realizado en ceremonia íntima y familiar.
Este día la emoción me abraza e impulsa a compartir los versos que con sentimiento visceral escribiera para él:
Fidel
Cuando te veo con tu traje deportivo
Ya que la vida quiso que así fuera
No me conformo nunca al nuevo estilo
Puedo verte mendigo o elegante
Con veinte años o noventa, ya cumplidos
Yo siempre te veré de Comandante
Y tu traje de gloria verde olivo
oda/amr