La sala El Sótano acogerá la pieza teatral, a cargo de las compañías Mefisto Teatro y Trotamundos, esta última fundada por Lynn y su esposo en 1989.
Con guion de Cristina Rebull, la puesta en escena emplea los recursos del teatro del absurdo y conduce al público por los caminos de la historia que envuelve a una pareja de ancianos, Matilde (Verónica Lynn) y Federico (Jorge Luis de Cabo).
Ambos olvidaron la relación que tenían y, mientras intentan ablandar unos frijoles colorados, descubren constantemente un posible vínculo entre ellos.
Hermanos, matrimonio, pacientes de un psiquiátrico, madre e hijo, son los roles que encarnan magistralmente sobre el escenario.
En opinión de expertos, Matilde y Federico están en la misma cuerda: la soledad y el desamparo, no hacen una representación de la realidad de dos viejos, sino que nos revelan la vida de dos viejos entre nosotros.
La artista, quien cumplió en el mes de mayo 92 años, refirió en diálogo con Prensa Latina que le aterra dirigir y actuar al mismo tiempo, pero con esta obra dio paso al temor para entregarse en cuerpo y alma a una expresión del arte que enamoró sus sentidos desde el primer momento.
Aunque confesó que debido a su avanzada edad no puede asumir grandes proyectos, adelantó que por el momento no se despedirá de la interpretación.
Con una extensa trayectoria en el cine, el teatro, la radio y la televisión, Verónica Lynn escaló con talento y habilidad hacia el peldaño más alto para erigirse, a juicio de especialistas, como el rostro mayor de la actuación en Cuba.
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