“Estamos comprometidos con traducir lo acordado en acciones humanitarias que beneficien a las comunidades y barrios más afectados por el conflicto, así como a las personas privadas de libertad”, detalló la organización insurgente.
Durante la apertura el lunes de la cuarta etapa de conversaciones en el país vecino, el jefe negociador de la delegación de la guerrilla, Pablo Beltrán, afirmó que este es un proceso de paz que se desarrolla en un momento en que en el mundo prima, desgraciadamente, un ambiente bélico, de guerra, de conflictos.
“El hecho de que en una nación como la nuestra, tras 70 años de conflicto interno, tengamos esta mesa de diálogos, es muestra del compromiso con nuestro pueblo, pero también con el mundo”, manifestó.
Recordó que después de una primera ronda en Caracas, una segunda en México y una tercera en La Habana, vuelven a la capital venezolana en un nuevo momento que los participantes llaman “un salto de calidad”.
“¿Por qué? Porque ya estamos en un punto de implementar un acuerdo de cese al fuego bilateral —que debe terminar en febrero— que cuenta con un organismo de monitoreo y verificación muy robusto, liderado por las Naciones Unidas y la Iglesia colombiana”, explicó en el discurso de apertura de la cuarta etapa.
El compromiso y reto a la vez es que, con la buena voluntad de cumplir y el acompañamiento del mecanismo de verificación, los incidentes se puedan prever, y los que ocurran se puedan resolver y llegar a febrero con un cese al fuego que cumpla Colombia, aseguró.
Beltrán subrayó que consideran aún más importante la participación de la sociedad.
“Las fuerzas del Gobierno y del ELN son pocas para los cambios que hay que hacer en el país. Nosotros decimos que, a cambios grandes, fuerzas grandes. Entonces, acudimos a que la sociedad colombiana participe en este proceso y hemos instalado en Bogotá una Comisión Nacional de Participación con cerca de 100 miembros”, detalló.
Explicó que la mayoría representa a muchos sectores de la sociedad colombiana y territorios, y la aspiración es que ese organismo desarrolle una metodología muy inclusiva, que no deje a nadie fuera del proceso de participación, porque “esta mesa y la paz no van a ser producto de un Gobierno o de una insurgencia: eso es de la sociedad colombiana”.
(Tomado de Orbe)