De acuerdo con las más de 20 mil inquietudes y propuestas enviadas , la ciudadanía sueña con una educación que prepare a los estudiantes para el trabajo y para la vida, con buenos docentes y escuelas con infraestructura adecuada.
También solicitan procesos de supervisión y evaluación enfocados en garantizar la calidad del proceso educativo, que no esté condicionado a la gestión de partidos políticos ni al nivel socioeconómico de la familia del estudiante y, sobre todo, que sea bilingüe.
La realidad se aleja de esas aspiraciones, según precisó el diario La Estrella de Panamá, al señalar que por año al menos 14 mil alumnos salen del sistema educativo y los resultados de las pruebas internacionales denotan graves falencias en matemática, ciencias y español.
La brecha educativa es mucho más marcada en las zonas comarcales y rurales. La cobertura educativa ha ido en aumento, pero la calidad continúa siendo “uno de los grandes desafíos” del istmo, agrega el rotativo.
También las personas opinan que los cambios de gobierno cada cinco años generan gran inestabilidad en las políticas públicas y no permiten estabilizarlas ni ver el resultado de los programas y proyectos que la administración educativa implementa.
Los ciudadanos demuestran su interés por lograr la obligatoriedad de la educación hasta duodécimo grado (final del bachillerato). Para esto piden contar con una mejor infraestructura escolar (incluyendo construcción y mantenimiento de edificaciones, servicios básicos, internet y tecnología, y materiales, laboratorios).
Frente a los retos del siglo XXI, que se acentuaron con la pandemia de la Covid-19, otro de los reclamos es contar con escuelas con infraestructura tecnológica adecuada a los tiempos, que pueda cerrar brechas entre educación pública y privada.
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