De acuerdo con un informe conjunto de la Comisión Económica de América Latina (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el bajo crecimiento económico de la región repercute en una mayor vulnerabilidad de los trabajadores.
«Las proyecciones de crecimiento para las economías de América Latina y el Caribe apuntan a un modesto avance de 1,2 por ciento en 2023, un escenario que, aunado a las tasas de inflación relativamente altas, perjudicará a los trabajadores, ya que deberán desempeñarse en empleos de calidad preocupante», agrega.
Tres años después de inicio de la Covid-19, los indicadores laborales volvieron a alcanzar los niveles de 2019, aunque esta recuperación no es homogénea y en algunos países los índices son menores.
El repunte resulta mayor en las mujeres que en los hombres, y entre los jóvenes que entre los adultos.
De acuerdo con el análisis, el regreso a los niveles prepandemia tampoco resultaría suficiente.
Los índices de empleo informal continúan siendo muy elevados, además de que hay brechas de género y edad enormes.
Los salarios y la productividad también han vuelto al nivel previo a la crisis, lo que indica un estancamiento, alerta.
Esta situación elevó la inflación en la mayoría de las economías con niveles del 8,6 por ciento en junio de 2022 y 6,5 por ciento al final del año.
La CEPAL y la OIT advierten que el entorno económico y laboral previsible hará más vulnerables a los trabajadores, que tendrán menos protección social y se emplearán en sectores menos productivos.
Ese contexto causará un aumento de la pobreza y desigualdad en la región.
Para hacer frente a esta situación, ambas entidades abogan por el impulso de políticas que promuevan la inversión, la innovación, el aumento de la productividad y la estabilidad macrofinanciera.
Al mismo tiempo recomiendan priorizar políticas laborales activas que auspicien una mayor creación de empleos y mercados de trabajo más equitativos y formales.
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