Al actualizar al Consejo de Seguridad sobre la agrupación extremista, conocida también como Estado Islámico, Voronkov calificó como preocupante su expansión continúa en algunas partes de África.
Además, alertó del creciente nivel de violencia y amenaza, un panorama complejo a pesar de las exitosas iniciativas antiterroristas de los Estados miembros.
El nivel de amenaza “sigue siendo bajo” en zonas sin conflicto pero esta distinción analítica puede oscurecer cuál es la naturaleza compleja, dinámica y específica de cómo operan y evolucionan estos grupos y su impacto en la paz y la seguridad internacionales, aseveró.
El funcionario de ONU advirtió de la situación cada vez más difícil en Afganistán, donde se materializan los temores de que las armas y municiones caigan en manos de terroristas.
Sin embargo, la Oficina reconoce avances en la lucha contra las finanzas y los cuadros dirigentes de Daesh, incluida la muerte de su líder a principios de este año, confirmada por los propios terroristas.
«Estas medidas tuvieron un efecto notable en las operaciones del grupo en Irak y la República Árabe Siria, así como en otros lugares”.
El autodenominado Estado Islámico sigue siendo ágil y ambicioso, a pesar de su reducido control territorial, dijo por su parte la directora ejecutiva del Comité contra el Terrorismo, Natalia Gherman.
«La actividad terrorista ha seguido ocurriendo predominantemente en conflictos existentes con un panorama geopolítico fragmentado, que incluye la presencia de grupos terroristas que operan en múltiples regiones, el surgimiento de nuevas áreas y complejidades crecientes”, insistió.
Este contexto crea desafíos adicionales para los Estados miembros y dificulta la resolución de conflictos, reconoció.
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