La secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcenas -quien fue, además, embajadora en Chile- encabezó la ceremonia de recordación de Allende, víctima del golpe de Estado fascista perpetrado por el general Augusto Pinochet con el respaldo del gobierno de Estados Unidos.
Además de Isabel estuvieron presentes en el acto José Miguel Insulza, ex secretario general de la Organización de Estados Americanos, la embajadora de Chile en México, Beatriz Sánchez, y numerosos intelectuales del país austral, algunos residentes todavía aquí desde el golpe militar.
Bárcenas dijo que ese criminal hecho abrió una cicatriz en la historia de Chile, pero también en la historia de todo nuestro continente, y calificó el cuartelazo como una ruptura del orden constitucional que todavía no logramos sanar profundamente.
Creo que ahí es donde está nuestra responsabilidad porque nosotros, a la distancia, observábamos ese proyecto transformador de Salvador Allende, consideró la canciller.
Recordó que Allende vino a México en 1972 en una etapa muy difícil porque veníamos saliendo del movimiento de 1968 (masacre de Tlatelolco), de la represión de Corpus Christi de 1971, es decir, de un momento muy sangriento para México también.
Y la llegada del presidente Allende nos abrió una esperanza a los jóvenes que estuvimos en estos movimientos sociales.
Nos inspiró a tener vocación social y nos mostró que otro mundo era posible a partir de la democracia, porque fue el primer presidente socialista del mundo que ganó por la vía democrática.
Por ello, desde el gobierno de México acompañaremos estas conmemoraciones, y lo hacemos desde el corazón y desde el alma de un pueblo que, como el chileno, reverencia su memoria histórica y labra un camino de futuro.
Y concluyó con la cita de una frase de Allende: “Algún día América tendrá una voz de continente, una voz de pueblo unido, una voz que será respetada y oída porque será la voz de pueblos dueños de su propio destino”.
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