Una vez más, Cid, preso desde el 3 de mayo por malversar tarjetas de vacunación antiCovid-19 del antiguo jefe y su hija, será interrogado dentro del marco de la investigación sobre las actividades del hacker Walter Delgatti, también detenido por invadir los sistemas del Consejo Nacional de Justicia.
Durante su testimonio ante la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) sobre los acciones antidemocráticas del 8 de enero en Brasilia, el ciberpirata confesó que tuvo un encuentro en agosto de 2022 con Bolsonaro en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de los mandatarios.
Informó que ambos discutieron la posibilidad de invasión de las urnas electrónicas.
También durante la última semana, Cid fue a la CPI de la Cámara Legislativa del Distrito Federal, que indaga la tentativa golpista, pero no respondió a las preguntas de los legisladores.
El oficial llegó a la comisión uniformado e informó que haría «uso durante toda esa sesión de mi derecho constitucional al silencio».
La PF averigua si el edecán estaba en la cita y presenció la reunión entre Bolsonaro y Delgatti en la Alvorada, y posiblemente si facilitó la realización de encuentros del informático con representantes del Ministerio de Defensa.
El jueves pasado, la CPI aprobó 57 requerimientos, con convocaciones y violaciones de secretos bancarios, fiscales, telemáticos y telefónicos de una serie de personas investigadas.
Figuran entre los blancos la diputada federal Carla Zambelli, quien tuvo los secretos telefónico y telemático quebrantados.
La comisión también determinó el acceso al llamado Informe de Inteligencia Financiera de la asambleísta.
Bajo este escenario, la PF citó a declarar para el 31 de agosto a Bolsonaro sobre empresarios que habrían tramado un golpe de Estado en mensajes de WhatsApp.
La fuerza del orden público pesquisa acerca de una supuesta componenda golpista promovida por hombres de negocios contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Con pedidos de intervención militar y rechazo a la asunción de Lula al poder, partidarios extremistas de Bolsonaro irrumpieron violentamente y saquearon el 8 de enero las sedes del Congreso Nacional, el Supremo Tribunal Federal y el Palacio del Planalto (sede del Poder Ejecutivo) en Brasilia.
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