Según los expertos una nueva prueba de diagnóstico basada en sangre sería un avance importante para este padecimiento que afecta a 10 millones de personas en todo el mundo y es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común después del Alzheimer.
Actualmente, la enfermedad de Parkinson se diagnostica en gran medida basándose en los síntomas clínicos después de que ya se ha producido un daño neurológico significativo, dijo la autora principal del estudio, Laurie Sanders, profesora asociada en los departamentos de Neurología y Patología de la Facultad de Medicina de Duke.
Añadió que un simple análisis de sangre permitiría diagnosticar la enfermedad y comenzar las terapias antes.
Además, subrayó, un diagnóstico claro identificaría con precisión a los pacientes que podrían participar en estudios de fármacos, lo que conduciría al desarrollo de mejores tratamientos y potencialmente incluso curas.
Como biomarcador para su herramienta de diagnóstico, Sanders y sus colegas se centraron en el daño del ADN en las mitocondrias, consideradas fábricas dentro de las células que convierten la energía bruta en una forma que alimenta a las células.
Sanders agregó que con este ensayo pretenden también identificar medicamentos que reviertan o detengan el daño del ADN mitocondrial y el proceso del Parkinson.
“Esta enfermedad cobra un precio terrible entre las personas y todavía solo estamos tratando los síntomas. Es importante conseguir tratamientos nuevos y eficaces hasta el final”, preció.
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