El Fondo de Población de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud señalan en el informe Visibilizar lo invisible que cada año se producen 121 millones de gestaciones no intencionales, según cifras recogidas entre 2015 y 2019, de las cuales el 61 por ciento son interrumpidas.
Ambas agencias coinciden en que el 45 por ciento de todos los abortos que se realizan son inseguros y estiman que debido a ello estas prácticas son responsables de entre el cinco y el 13 por ciento de todas las muertes maternas registradas, es por ello que la califican como una emergencia de salud pública.
Precisa el documento que como sociedad se asume que las mujeres quieren tener hijos y si verdaderamente lo desean o no, no importa, ni se les pregunta sobre sus intenciones y qué quieren para sus cuerpos y su futuro.
La realidad, subraya el texto, es que existen condiciones que propician gestaciones no intencionales, ya que donde las féminas no tienen el poder de decidir tiende a haber peores niveles de equidad de género y de desarrollo.
A nivel global, las circunstancias que llevan a mujeres y niñas a quedar embarazadas sin elegirlo están la exposición a la violencia sexual, las barreras al acceso a la educación y al empoderamiento económico, la falta de servicios de salud que no las juzguen y de información sobre su salud reproductiva.
El informe también resalta que estas maternidades no planeadas tienen un impacto económico y en los sistemas de salud, por ejemplo, en Estados Unidos y en Brasil el costo para los servicios sanitarios alcanza los miles de millones de dólares.
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