Según informó la Organización Panamericana de la Salud (OPS), desde su primera detección en marzo de 2015 en Brasil se confirmó la transmisión local del zika en todos los países y territorios de la región, con excepción de Chile continental, Uruguay y Canadá.
El 89 por ciento de los casos registrados entre 2014 y 2023 se concentra en 10 países, esencialmente en Brasil, Colombia y Venezuela.
Datos del organismo muestran que a diferencia de otros arbovirus como el dengue o la chikunguya, cuyos casos en lo que va de 2023 ascienden a más de tres millones y 324 mil, respectivamente, el zika tiene una incidencia considerablemente menor, con 27 mil diagnosticados en ese periodo.
Para la asesora en Vigilancia y Control de Enfermedades Arbovirales de la OPS, Thais dos Santos, es esencial reconocer la conexión entre la vigilancia de infecciones agudas del Zika y la manifestación de síndromes neurológicos como el Guillain-Barre.
Si optimizamos este enfoque, dijo, estaremos mejor preparados para entender completamente la enfermedad y tomar medidas preventivas.
Subrayó que mantener un adecuado nivel de monitoreo es fundamental para prevenir futuras epidemias, a la par de destacar la importancia de contar con diagnósticos precisos y abundantes en laboratorios, así como capacitar al personal de salud de todos los niveles y en todas las fases de la enfermedad.
“Esto permitirá lograr una detección oportuna del Zika y de esta manera implementar medidas de control pertinentes y eficaces”, enfatizó la experta.
En el mundo, la circulación de este virus transmitido por mosquitos ha sido confirmada en 89 países y, aunque los niveles de incidencia se mantienen bajos, se observan aumentos esporádicos en los últimos años.
De acuerdo con los especialistas, la mayoría de las infecciones por este virus son asintomáticas o leves, lo que dificulta en gran medida su detección por parte de los sistemas de salud.
Las mujeres embarazadas son particularmente susceptibles a sus efectos, ya que pueden desencadenar malformaciones congénitas en el feto como la microcefalia, así como aumentar la probabilidad de partos prematuros e incluso precipitar abortos espontáneos.
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