Por Daimarelys Pérez
De la redacción de Cultura de Prensa Latina
He existido como un fantasma viviente desde su partida. Él fue el amor de mi vida, escribió la artista en su red social Twitter.
Cuatro veces con cuatro notas firmadas en twitter marcaron las postrimerías de la vida de la cantante, algo así como sus últimas palabras en las que sus admiradores intentan encontrar sentido a su trágica existencia.
Shane Lunny, el hijo suicida de O’Connor, aparecía en ese escenario como el destinatario de aquellos textos.
Corría el 17 de julio de este año y entre esas cuatro ocasiones en las que la artista lanzaba señales de dolor estaba el último de los apuntes, con un vínculo en la plataforma Spotify al tema “Great Tibetan compassion mantra”, una pieza vocal de música tradicional tibetana atribuida al músico nepalí-tibetano Choying Drolma.
O’Connor dedicó la obra musical a “todas las madres de niños suicidas”, así lo enfatizó.
El anterior a ese fue un vínculo a otra canción titulada “How can you mend a broken heart” (¿Cómo puedes reparar un corazón roto?), de Al Green.
Y así. Fueron cuatro señas, indicios de un daño irreparable con los cuales tenía que lidiar, pero, sencilla y dolorosamente, no pudo.
O’Connor tuvo cuatro hijos, pero el drama del suicidio de Shane perturbó a la madre hasta el final de sus días y el mensaje más personal para el chico, de aquellos juntos que el mismo día envió fue:
«He vivido como un fantasma… Él fue el amor de mi vida, fuimos un alma en dos mitades. Fue la única persona que me amó incondicionalmente, demostraba la cantante con infinita angustia a través de su red social».
Estoy perdida en el bardo sin él, escribió. El bardo es un significado para los estados intermedios de la existencia, y a la vez, se adjuntaba un lema doloroso referido al 6 de enero de 2022 cuando falleció el adolescente.
Incluso, en julio del año pasado, estuvo ingresada después de publicar que planeaba seguir el camino de su hijo.
VIDA INTENSA, DESGARRADORA E IRREVERENTE
La cantante y compositora irlandesa, conocida por su talento vocal distintivo y dulce voz llegó a la fama con su canción “Nothing Compares 2 U”, que se convirtió en un éxito mundial y perteneciente a su álbum debut “The Lion and the Cobra”, lanzado en 1987.
Su sorprendente impacto con esa hermosa balada, transformada en un himno de amor y pérdida, no se interpuso en el deseo de explorar otros géneros musicales, desde el pop hasta el rock y la música celta, con gran versatilidad, pasión y fuerza interpretativa.
Nacida en Dublín en 1966, fue una artista valiente y controvertida, conocida por su estilo de vida, y fuertes opiniones políticas y sociales.
Su segundo álbum “I Do Not Want What I Haven’t Got”, lanzado en 1990, derivó otro éxito comercial y crítico y la consolidó como una de las voces más poderosas de la música.
Activista, además, abogó por cuestiones tan elementales, como los derechos de las mujeres, la igualdad y la justicia social; desafió normas, expresó su individualidad a través de la música y el arte, y con esas características dejó una profunda huella en la industria musical.
O’Connor tuvo muchas polémicas a lo largo de su carrera y uno de esos momentos más recordados fue en el programa “Saturday Nigth Live”, cuando presentó una canción de una manera irreverente e insolente para muchos.
El suceso ocurrió en la década de 1990 cuando la intérprete cantó a capella el tema “War”, de Bob Marley, con lo cual pretendía hacer una protesta contra las constantes denuncias de abusos sexuales de la iglesia católica.
Sin embargo, se comprobó mediante pesquisas que sus acusaciones no fueron hechos aislados, pues ese flagelo también afectó a esa institución religiosa en Estados Unidos, Australia, Francia, Irlanda, así como, Chile y Polonia, entre muchos otros.
Una comisión de investigación mostró que desde 1950 en Portugal, al menos, casi cinco mil menores sufrieron abusos, y en 2019, el papa Francisco expulsó a un cardenal por las acusaciones de agredir sexualmente a adolescentes en los años 70.
Luego de aquel episodio en 1992, la cadena NBC vetó de por vida a la cantante irlandesa, enfrentó un intenso escrutinio público y críticas, y muchas estaciones de radio y tiendas de discos la boicotearon, pese a lo cual mantuvo su postura y nunca pudo escapar de la sombra de aquel trance.
De igual forma, está la historia del corte rapado, otro acto de rebeldía.
REBELDÍA CONVERTIDA EN MODA
Sinéad O’Connor contó a la actriz, empresaria y presentadora de televisión Oprah Winfrey que los ejecutivos discográficos le pidieron dejarse el cabello muy largo.
También demandaron que usara minifaldas y todo ese tipo de cosas, porque consideraban que me vería mucho más guapa, declaró.
Ella hizo absolutamente lo contrario. Entonces fui directamente a la peluquería y me quité el resto del cabello. Lo dejé en cero, narró.
La estrella que, aún fallecida, continúa brillando, estrenó su corte de cabello rapado en 1987 cuando apenas tenía 20 años, a dos de firmar su contrato discográfico.
Fue un acto de rebeldía, un rechazo a que su aspecto y su feminidad las utilizaran como mercancía por la industria musical. El estilo de O’Connor se convirtió rápidamente en la piedra angular de su imagen pública y en un símbolo visual de su carácter rebelde.
arc/dpm