“El primer ministro (Benjamín Netanyahu) decidió convocar un equipo especial para examinar la posibilidad de tomar medidas contra los infiltrados ilegales que participaron en los disturbios, incluida la deportación” precisó su oficina en un comunicado.
Los violentos enfrentamientos ocurrieron ayer en el sur de Tel Aviv entre inmigrantes eritreos que apoyaban y se oponían al gobierno de ese país africano.
La derecha israelí rechaza el otorgamiento de asilo de los inmigrantes africanos, a quienes califica como “infiltrados ilegales”.
Quienes se amotinan en las calles, destruyen tiendas y agreden a agentes de policía deben ser castigados severamente y deportados inmediatamente, afirmó el ministro de Cultura, Miki Zohar.
“¡Mañana por la mañana (deberíamos ubicar) filas de autobuses para deportarlos!”, coincidió el legislador Nissim Vaturi, miembro del partido derechista Likud.
Los disturbios del sábado fueron sólo una promoción de lo que nos espera si no devolvemos a los infiltrados a sus países de origen, expresó por su parte el titular de Finanzas, Bezalel Smotrich, conocido por sus posturas radicales y racistas contra las minorías.
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