En contraposición a ese reclamo, la Comisión Electoral proclamó ganador al candidato a presidente Alí Bongo, victoria efímera ya que el mandatario fue defenestrado apenas horas después por un grupo de militares encabezados por el general Brice Oligui Nguema, jefe de la Guardia Presidencial.
La situación fue vista como reedición de una serie de recientes hechos similares en ex posesiones francesas en África, signo de los tiempos en este continente, devenido teatro de operaciones en la confrontación entre las potencias occidentales y países emergentes paladines del mundo multipolar.
Pero, con el paso de los días la situación se complicó debido a declaraciones de Ondo Ossa a pocas horas de la proclamación del general Oligui Nguema como presidente transitorio de Gabón.
Localizado en la costa oeste de África central, Gabón colinda al norte con Guinea Ecuatorial; con Camerún y República del Congo al este y sur y con el océano Atlántico al oeste¸ la extensión territorial es de 267 mil 667 kilómetros cuadrados y la población es de dos millones 300 mil habitantes.
Desde su independencia de Francia en 1960 Gabón ha tenido tres presidentes el segundo de los cuales, Omar Bongo, gobernó durante 42 años y fue relevado en el sillón ejecutivo por su hijo, Alí, quien conservó el asiento 14 años y del que fue desalojado sin miramientos por el general Oligui Nguema.
En opinión general la presencia francesa en la economía gabonesa es protagónica, sobre todo en lo referido a la explotación del abundante petróleo y las minas de uranio, además de mantener un contingente militar que resulta decisivo en el curso de los acontecimientos en el país.
La defenestración de Bongo levantó una ola de protestas en varios países colindantes, además de que la Unión Africana suspendió al país como miembro y exigió un pronto retorno a la constitucionalidad.
Junto a su reivindicación del triunfo en los comicios, el opositor gabonés confunde a otros personajes de la vida política del país, entre ellos el activista Bernard Christian Rekoula quien dijo en su exilio en Francia que «el único tema en que estamos de acuerdo es en que ya no hay un Bongo en el poder».
A juzgar por su conducta en los últimos días el líder golpista permanece impertérrito a las reclamaciones del líder opositor pues la semana pasada en un encuentro con partidos políticos, personalidades religiosas y periodistas prometió respeto a los derechos humanos, una nueva Constitución y lucha contra la corrupción.
Tanto la redacción de una nueva Carta Magna, como la erradicación de la corrupción requieren tiempo durante el cual por supuesto, tendrá que haber un presidente.
Para mayor colisión entre ambas posturas Ondo Ossa trajo a colación un hecho poco conocido: el derrocado mandatario y su verdugo, son parientes.
El líder opositor denunció los supuestos lazos familiares entre derrocado y derrocador, que en la sociedad africana tienen un significado importante y calificó el golpe de Estado de “revolución palaciega” para perpetuar lo que llamó el “sistema Bongo”.
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