En un mensaje a la ministra de Trabajo y Políticas Sociales de este país, Maria Elvira Calderone, el jefe de Estado manifestó que “las muertes de las últimas semanas nos dicen que lo que estamos haciendo no es suficiente”, señala una nota divulgada este martes en el sitio oficial de la Presidencia de la República.
“La cultura de la seguridad debe impregnar las instituciones, los interlocutores sociales y el lugar de trabajo”, añadió Mattarella en su misiva, pues esas muertes “nos duelen en nuestras almas”, ya que “dañan a las personas en el valor máximo de la existencia, el derecho a la vida, dañan a las familias, dañan a la sociedad en su conjunto”.
El pasado 30 de agosto cinco trabajadores murieron en la zona de Turín, atropellados por un tren mientras laboraban en la línea convencional Turín-Milán, en la norteña localidad de Brandizzo, tras lo cual el presidente expresó que “morir en el trabajo es un ultraje a los valores de la convivencia».
El lunes último el papa Francisco recibió en el Palacio Apostólico, a miembros de la Asociación Nacional de Mutilados e Inválidos en el Trabajo (Anmil) a quienes dijo que la seguridad en la actividad laboral “es como el aire que respiramos: sólo nos damos cuenta de su importancia cuando falta trágicamente, ¡siempre demasiado tarde!”.
Luego del accidente ocurrido a fines de agosto en Brandizzo, el Sumo Pontífice manifestó que los trabajadores son sagrados y aseveró que estas tragedias, calamidades e injusticias siempre suceden por falta de atención.
En su encuentro del 11 de septiembre con unos 300 miembros de la Anmil, Francisco se refirió a que las tragedias y los dramas en el lugar de trabajo lamentablemente no cesan, “a pesar de la tecnología que tenemos a nuestra disposición”, y “a veces parece como si estuviéramos escuchando un boletín de guerra”.
“Esto sucede cuando el trabajo se deshumaniza y, en lugar de ser el instrumento con el que el ser humano se realiza, poniéndose a disposición de la comunidad, se convierte en una carrera exasperada por el lucro”.
“Las tragedias comienzan cuando el objetivo ya no es el hombre sino la productividad. Y el hombre se convierte en una máquina de producción”, agregó el Papa.
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