En la sede Naqoura, en el sur del país, una delegación libanesa encabezada por el general de brigada Mounir Shehadeh participó en una reunión tripartita con el enemigo y en presencia del Comandante de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas (Unifil) aquí, Aroldo Lázaro.
Según las Fuerzas Armadas, tras no alcanzar un acuerdo las partes decidieron continuar los contactos y las reuniones bajo los auspicios de las Naciones Unidas.
La dirección del Ejército libanés también negó la veracidad de las informaciones que circularon sobre la posibilidad de alcanzar algún entendimiento al respecto.
En reiteradas ocasiones, Líbano reclamó las tierras de las granjas de Shebaa, las colinas de Kfar Shuba y las afueras de la ciudad de Mari, que incluye parte de la expansión urbana de la ciudad de Ghajar; así como 13 puntos en la Línea Azul.
Al mismo tiempo, responsabilizó a Tel Aviv por las constantes violaciones a su soberanía por tierra, mar y aire; e instó a las Naciones Unidas a ejercer la máxima presión para detenerlos.
Desde el final de la guerra de 2006 en el sur de Líbano hasta el momento, son más de 160 las citas tripartitas periódicas celebradas al amparo de la Unifil como vía esencial de gestión de conflictos y fomento de la confianza.
A través de sus mecanismos de enlace y coordinación, el comando internacional de la ONU constituye el único foro mediante el cual los ejércitos libanés e israelí se reúnen oficialmente.
Los dos países están en situación de guerra desde el establecimiento del Estado de Israel y a lo largo de estos años muchos crímenes y ataques perduran en la memoria del pueblo de Líbano ante las ambiciones de Tel Aviv por apoderarse del agua del río Litani y la riqueza petrolera y gasífera.
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