Serán analizadas las conductas de Aécio Lúcio Costa Pereira, Thiago de Assis Mathar, Moacir José dos Santos y Matheus Lima de Carvalho Lázaro.
Descritos por el ministro Alexandre de Moraes, los procesos serán juzgados por los demás magistrados en el plenario físico de la corte.
Los cuatros responderán por crímenes como asociación criminal armada, abolición violenta del Estado democrático de Derecho y golpe de Estado.
Además, de daño calificado por la violencia y grave amenaza, con empleo de sustancia inflamable contra el patrimonio de la Unión y considerable perjuicio para la víctima.
Por ejemplo, la Procuraduría General de la República (PGR) indica en la denuncia que Costa Pereira, exempleado de la Compañía de Saneamiento Básico del estado de Sao Paulo, estaba en el Congreso Nacional.
En ese lugar rompió vidrios, espejos, puertas de cristales, muebles, basureros, computadoras, tótems informativos, obras de arte, pórticos, cámaras de circuito cerrado de TV, alfombras, equipo de seguridad y un vehículo.
La PGR argumenta también que accedió y depredó muebles históricos y otros espacios, así como quemó la alfombra del Salón Verde de la Cámara de Diputados.
Para la defensa, la cual considera que el Supremo no tiene competencia para el juicio, el acusado es inocente y deberá ser absuelto.
Cada acción será llamada a juicio individualmente. En cada caso, el análisis comienza con la lectura del informe de De Moraes y luego el revisor, Kassio Nunes Marques, podrá hacer complementos al documento, si lo desea.
Después, la acusación, representada por la PGR, y la defensa tendrán una hora cada una, para presentar argumentos y pruebas sobre el inculpado en juicio.
La votación que decida sobre la culpabilidad o inocencia de cada uno de los acusados será iniciada por el ponente, seguida del voto del revisor.
Seguidamente, el sufragio se realizará a partir del ministro más reciente, Cristiano Zanin, hasta llegar al más antiguo en la corte, el decano Gilmar Mendes.
El último voto es de la presidenta del tribunal, la jueza Rosa Weber.
Una semana después que el extornero mecanico Luiz Inácio Lula fuera investido presidente de Brasil, el 1 de enero, un hormiguero de adeptos radicales de su predecesor, el político ultraderechista Bolsonaro, invadieron y saquearon las sedes del Congreso Nacional, el STF y el Palacio Presidencial, a gritos de intervención militar.
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