Tras varias violaciones al alto el fuego, la prolongación de los choques entre el movimiento Fatah y grupos extremistas complejiza el escenario de seguridad en el campamento y en la ciudad costera de Saida, reflejaron medios locales.
De acuerdo con la Agencia Nacional de Noticias, la escalada tuvo ayer su punto más violento al extenderse por el sureste y el norte del campo, además de la utilización de nuevos tipos de artillería y bengalas.
El sonido de las explosiones se escuchó en las profundidades del sur del campamento, lo que provocó el estallido de incendios en el interior de viviendas ubicadas en los ejes de combate y las zonas atacadas, y una ola masiva de desplazamientos de residentes, precisó la publicación.
Ante este panorama, el Frente Popular para la Liberación de Palestina consideró que los sangrientos enfrentamientos en Ein al-Hilweh y el derramamiento de sangre perjudican solo la lucha del pueblo y sirven a agendas hostiles destinadas a liquidar la causa por la libertad de su tierra.
Mediante un comunicado, llamó a los combatientes a adherirse plenamente al alto el fuego e implementar todo lo acordado en las sucesivas reuniones de la Autoridad de Acción Conjunta aquí, con la participación de representantes de las fuerzas, partidos y servicios de seguridad libaneses.
Al mismo tiempo, condenó lo ocurrido en los centros del ejército libanés que rodean el campamento, y denunció los proyectiles indiscriminados y las balas perdidas que alcanzaron la ciudad de Saida.
En este contexto, la Yihad Islámica y Hamas pidieron a todos los involucrados en el conflicto poner fin a las hostilidades, cerrar filas y unificar la posición nacional.
A través de una declaración conjunta, las dos partes subrayaron que la lucha va en contra de la voluntad del pueblo palestino y sólo sirve al enemigo israelí y a los proyectos sospechosos contra los campos de refugiados.
Representantes de movimientos palestinos y autoridades de seguridad libanesas anunciaron a inicios de semana un arreglo para detener el intercambio de fuego en Ein al-Hilweh con carácter permanente y dar seguimiento a la extradición de los responsables de la reciente ola de violencia.
El 29 de julio pasado el campo fue testigo del estallido de violentos enfrentamientos entre Fatah y organizaciones extremistas, y la escalada aumentó después del asesinato del comandante de las Fuerzas de Seguridad Nacional Palestinas en Saida, Abu Ashraf Al-Armushi, y cuatro de sus compañeros.
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