El Teatro Nacional, en Caracas, acogió el homenaje, donde la música, el arte, fragmentos de sus películas, la poesía, el canto y otras manifestaciones despidieron al también director artístico de la televisión.
Ernesto Villegas, ministro venezolano para la Cultura, destacó el “carácter colosal de este hombre que estamos despidiendo hoy».
Señaló que en su condición de titular del sector, puedo hablar en nombre del Gobierno y del presidente Nicolás Maduro, quien ordenó rendirle todos los honores como “excepcional venezolano” al gran Román Chalbaud.
Villegas expresó que, en vida, el jefe de Estado le entregó la máxima condecoración: la espada de los Libertadores y Libertadoras de Venezuela, y aseguró que si unas manos fueron dignas de recibir esa espada, fueron y son las “manos sagradas” de Román.
El también periodista llamó a Chalbaud libertador de mentes, de conciencias, de ataduras de prejuicios de todos los tiempos, y dijo que fue hombre que no aceptó chantaje de ninguna naturaleza.
Destacó que había que ser valiente en aquellos años 50 para “salir del closet”, de donde salió digno sin comer el chantaje de la sociedad de aquella época y asumió a plenitud su sexualidad, identidad y su orgullo por quien era y podía ser para esta patria.
Una vez conocido su deceso el martes no faltaron las muestras de reconocimiento y respeto de autoridades, intelectuales, allegados y del pueblo, para un hombre que a sus 90 años aún dirigió algunas escenas del rodaje de su última película, Muñequita linda.
El presidente Nicolás Maduro escribió en su cuenta en Twitter que el cine venezolano despidió a “uno de los grandes”, quien marcó un antes y después en la historia.
“Román Chalbaud, maestro eterno de generaciones y fiel defensor de la venezolanidad. ¡Descansa en Paz! Mis condolencias a su familia, amigos y allegados”, manifestó.
Chalbaud nació en el estado de Mérida y comenzó su carrera cinematográfica en los años 50 del siglo pasado, luego de estudiar en el Teatro Experimental de Caracas y pasar un curso de dirección con Lee Strasberg, en Nueva York.
Fue merecedor del Premio Nacional de Teatro en 1984 y un año después recibió el Premio Nacional de Cine, además de haber sido condecorado con la Orden Andrés Bello y Orden al Mérito, ambas de Primera Clase.
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