El Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio denunció en un comunicado el asalto ocurrido ayer y alertó que tales acciones exacerban la violencia en los territorios palestinos ocupados.
Las repetidas invasiones a la mezquita de Al-Aqsa, levantada en ese complejo religioso, representan una clara violación del derecho internacional, señaló el texto.
La Cancillería aseguró que esas incursiones socavan los cimientos de los esfuerzos regionales e internacionales que buscan reactivar el proceso de paz basado en la solución de dos Estados.
También Arabia Saudita criticó el asalto, que lo consideró una provocación a los sentimientos de los musulmanes de todo el mundo.
El Ministerio de Asuntos Exteriores responsabilizó plenamente a las fuerzas de ocupación israelíes por las repercusiones de estas continuas violaciones y reiteró su llamamiento a la comunidad internacional para que asuma sus responsabilidades para poner fin a la escalada israelí, señaló un comunicado oficial.
En similares términos se pronunciaron los gobiernos de Qatar y Jordania, que cuestionaron esas visitas al señalar que violan las normas internacionales y provocarán más violencia.
La pasada semana el movimiento israelí Beyadenu, un grupo considerado racista y extremista por los palestinos, reveló que «en los últimos 12 meses unos 49 mil judíos irrumpieron en la Explanada de las Mezquitas».
Los datos son tranquilizadores y alentadores, hay estabilidad y coherencia en el número de judíos que ascienden al Monte del Templo (como lo llaman los fieles de esa religión), expresó Tom Nisani, director ejecutivo de Beyadenu, que promueve el ingreso de esa comunidad al sitio, pese al rechazo generalizado de los árabes y los enfrentamientos que provoca.
El lugar es sagrado para las tres grandes religiones abrahámicas: judaísmo cristianismo e islam.
Según los acuerdos alcanzados hace décadas a los no musulmanes, incluidos los judíos, solo se les permite visitar el complejo, con numerosas condiciones y a ciertas horas, pero no rezar.
Esa comunidad realiza sus plegarias en el muro occidental, conocido como de los Lamentos o de las Lamentaciones, que constituye una barrera exterior de la explanada y representa el único vestigio el segundo templo bíblico, construido por el rey Herodes.
Ante el aumento masivo en el número de visitantes y la lenta expansión de la oración judía en el sitio, las autoridades musulmanas y palestinas denuncian que Israel intenta cambiar el statu quo.
La explanada forma parte de la ciudad vieja, ubicada en la parte oriental de la metrópoli, ocupada por el ejército de Israel durante la guerra de 1967.
mgt/rob