En una aplaudida alocución, el mandatario salvadoreño subrayó que su país pasó de ser “el más peligroso del mundo al más seguro de la región».
A cuatro años de nuestro gobierno, nadie se atreve ni siquiera a negar que, por primera vez en nuestros 202 años de historia, El Salvador dio sus primeros grandes pasos para lograr sus sueños, señaló durante su discurso.
El Salvador, precisó, como muchos países siempre soñó con ser grande. Para algunos países ese sueño en algún momento fue posible pero para otros como el nuestro fue impensable. No creíamos que fuera posible incluso acercarnos a él.
Hoy somos un referente positivo de algo a nivel mundial, decidimos arriesgarnos, no aceptamos el destino que otros nos habían trazado. Pasamos de ser el país más peligroso del mundo a ser el más seguro, ya no es una promesa es una realidad que viven los salvadoreños, remarcó.
Instó a las demás naciones de la comunidad internacional a tomar sus propias decisiones, a probar sus propias recetas.
Ningún estado tienen el derecho de imponerle sus formas de hacer las cosas a otros, menos cuando estas no funcionan en nuestras tierras, aseveró Bukele durante una intervención que transcurrió en elogios al tema de seguridad como punto de partida para otros desarrollos.
Aseveró que no hay ni una receta ni fórmula que funcione para todos por igual pero «sí creo que hay un ingrediente que todas las recetas deberían incluir al menos, ese ingrediente es la valentía», precisó.
Hay que tener la determinación de hacer lo que se debe de hacer aun cuando otros te cuestionen o te critiquen, apuntó Bukele.
El mandatario acentuó que rechazaron “el veneno y probamos nuestra propia medicina”. Ninguna transformación que valga, indicó, puede responder a poderes externos.
Nos condenaron, aseguró, por cada una de las acciones que tomamos. Hoy vengo a decirles que ese debate se acabó. Ya no somos la capital mundial de la muerte hoy somos un referente de seguridad, son irrefutables los resultados.
El Salvador, puntualizó, está renaciendo porque nosotros desafiamos la realidad existente y tomamos nuestras propias decisiones. El mundo necesita renacer pero esa es decisión de cada pueblo, concluyó.
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