Aunque el PIB per cápita aumentó en ese lapso 1,2 por ciento, cayó 1,6 por ciento el gasto de los hogares per cápita en productos y servicios como alimentos, combustible y electricidad, precisó la entidad en un comunicado.
La importación de bienes y servicios también disminuyó 9,7 por ciento en esos tres meses.
El dato sobre el crecimiento económico es un respiro para el primer ministro Benjamin Netanyahu debido a la salida del país de numerosas empresas por temor a las consecuencias de su polémica reforma judicial.
En su informe semestral, el Banco de Israel (ente emisor) advirtió el pasado mes que la economía nacional está en riesgo por las consecuencias de esa iniciativa, impulsada por el gobierno derechista.
Destacó que la incertidumbre causada por la legislación aumentó la prima de riesgo país y la devaluación del séquel, la moneda local.
Si los ajustes de las tasas de interés y el proceso de reforma judicial avanzan más pueden plantear desafíos para el sistema financiero en el mediano plazo, alertó.
Como otras consecuencias adversas citó el deterioro de la confianza de los inversores y de la cultura empresarial, así como un menor crecimiento del Producto Interno Bruto.
En marzo último la agencia de calificación Moody’s afirmó que Israel enfrenta un riesgo económico a largo plazo debido a la reforma.
En varias oportunidades numerosos analistas criticaron la idea de Netanyahu al citar sus efectos negativos.
“La reforma del sistema judicial pone en peligro la economía israelí y puede causar una caída en la calificación crediticia de Israel, llevar a los inversores a huir y provocar una fuga de cerebros”, advirtieron en enero más de 300 expertos, incluido el Premio Nobel Eric Maskin.
En febrero más de 50 destacados economistas de universidades estadounidenses, incluidos 11 premios Nobel, criticaron el plan en otra carta pública.
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