En ambas Bárcena dejó bien sentada la posición oficial de su gobierno ante los problemas globales debatidos.
En el primer caso, y poniendo de ejemplo los programas de desarrollo aplicados por el gobierno de México, como el de reforestación sembrando vidas, jóvenes construyendo el futuro, o las nuevas línea de ferrocarril que dan vida a zonas deprimidas del sur y el sureste, abogó por la aplicación de cuatro objetivos específicos.
Primero, buscar mecanismos y herramientas para aliviar la deuda de países en desarrollo y, en particular, de ingreso medio, y pequeños estados insulares, en nuestro caso, del Caribe.
Segundo, reformar las instituciones financieras internacionales, en particular, los bancos multilaterales de desarrollo, para que abran líneas de financiamiento más flexibles para países de ingreso medio.
Tercero, movilizar recursos internacionales que no generen deuda, y redistribución urgente de derechos especiales de giro. Y cuarto, apoyar al Grupo Africano, para avanzar en el diseño de instrumentos y marcos tributarios inclusivos con miras a crear una convención, que incluye el pago de impuestos de las empresas en los sitios donde generan ganancias.
En cuanto a la reunión sobre Política Exterior Feminista también en el marco de la Asamblea General, la canciller mexicana dijo que su país fue el primero del sur global en adoptar una política exterior feminista, con el convencimiento de que hay que acelerar los esfuerzos hacia la igualdad de género.
Situar la igualdad de género en el centro supone un rompimiento, una ruptura de paradigmas que están asociados al poder, y eso es lo que nosotros estamos hablando aquí.
Recordó que en América Latina y el Caribe generan un concepto que es la sociedad del cuidado, aquella que se vio después de la pandemia con el cuidado a los viejitos, al presente, a los bienes públicos, al medio ambiente, a los niños, que son nuestro futuro, y esto no debe ser solo tarea de las mujeres, sino de toda la sociedad.
Creo, dijo, que tenemos que ir mucho más rápido porque hay retrocesos, no todo es progreso, hay muchas áreas en las que estamos retrocediendo o vemos el retroceso, en Afganistán, en otros países, y hay varios puntos en los cuales estamos listos para trabajar en esa red, y en la Política Exterior Feminista.
Primero, romper el silencio estadístico. Tenemos que desagregar datos entre hombres, mujeres, niñas, adolescentes, para saber dónde estamos parados.
Segundo, hacer un compromiso muy serio para cerrar las brechas de autonomía económica, sobre todo, de empoderamiento de las mujeres.
Tercero, paridad en todas las posiciones diplomáticas, y cuarto, que todos los tratados internacionales, convenciones, tengan un capítulo específico de género, concreto, con compromisos, con dinero, con instrumentos que les sirvan a la mujer.
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