Un comunicado de la organización no gubernamental Iniciativas de Abraham destacó que Mohammad Agbarya, de 25 años, fue la última víctima mortal tras ser baleado esta madrugada en la norteña ciudad de Umm al-Fahm.
La entidad detalló que, del total, más de 160 de ellos eran ciudadanos israelíes y que 161 fueron asesinados con armas de fuego.
Estas muertes son parte de una ola de crímenes violentos que afecta a las localidades árabes en los últimos años.
Muchos líderes comunitarios culpan a la policía por ignorar y hasta tolerar a poderosas organizaciones criminales.
Por su parte, el gobierno ultraderechista culpa al floreciente crimen organizado y a la proliferación de armas en las calles.
La violencia se extendió cada vez más a la política municipal en las últimas semanas, con amenazas y ataques dirigidos contra alcaldes, candidatos, funcionarios árabes y sus familias.
Cada una de estas víctimas fue el resultado del crimen rampante y la violencia que prolifera en ausencia del Estado, denunció Iniciativas de Abraham en su último reporte sobre el tema, publicado en julio.
Los descendientes de los palestinos que no fueron expulsados de sus tierras tras la creación del Estado judío, en 1948, denuncian desde entonces que son tratados como ciudadanos de segunda.
Una encuesta realizada en marzo del pasado año reveló que el 94 por ciento de los árabes que viven en Israel sufrieron en alguna ocasión el racismo y la discriminación de la mayoría hebrea.
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