El Ministerio de Asuntos Exteriores y Expatriados alertó en un comunicado que estos “incidentes vergonzosos e injustificados” tendrían graves consecuencias porque alimentan el discurso de odio.
Esas acciones provocarán más violencia y extremismo, así como una escalada de la islamofobia, alertó.
La Cancillería estimó que estas prácticas provocativas representan una clara violación de la libertad de creencia y de las prácticas religiosas, y una contradicción con las convenciones internacionales y los valores de los derechos humanos.
El texto llamó a los países a adoptar las medidas necesarias para evitar tales actos y cuestionó las manifestaciones de fanatismo y odio.
En lo que va de año extremistas quemaron o rompieron ejemplares del libro sagrado de los musulmanes en Sucia, Dinamarca y Países Bajos.
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