Al presentar al Consejo de Seguridad su reporte sobre el estado de las tensiones desde junio a septiembre, el representante manifestó grave preocupación por el incremento de la violencia en Cisjordania e Israel hasta niveles no vistos en décadas.
El experto advirtió además del uso de armamento cada vez más letal, incluso en zonas densamente pobladas.
Durante la etapa incluida en el informe, los militares de Israel asesinaron a 68 palestinos, incluidos 18 niños, e hirieron a dos mil 830 más.
Esas muertes se perpetraron en manifestaciones, enfrentamientos, operativos de seguridad, ataques, supuestas agresiones contra israelíes y otros incidentes, dijo.
En tanto, los colonos israelíes mataron a otros dos palestinos y lesionaron a 73.
Otras violaciones graves fueron las demoliciones y confiscaciones de estructuras de propiedad palestina en toda Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén Oriental, así como de escuelas.
Solamente en la Ribera Occidental ocupada, incluida Jerusalén Oriental se construyeron más de 10 mil viviendas entre el 15 de junio al 19 de septiembre, recalcó con un llamado de atención sobre el uso desmedido de la fuerza por los colonos.
Es necesario tomar medidas inmediatas para reducir las tensiones, dijo.
Wennesland rechazó además el uso de una retórica de odio que atiza aún más la complejidad del contexto junto con la violencia diaria.
El enviado insistió en que “no hay sustituto para un proceso político legítimo que resuelva las cuestiones centrales que impulsan el conflicto”.
Al mismo tiempo, reafirmó el compromiso de la ONU de apoyar el cese de la ocupación y resolverla de conformidad con el derecho internacional, las resoluciones pertinentes de la ONU y los acuerdos bilaterales en favor de la visión de dos Estados: Israel y Palestina.
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