Por Cira Rodríguez César
Jefe de la redacción de Ciencia y Técnica de Prensa Latina
La literatura médica define que la salud bucodental es la ausencia de dolor orofacial, infecciones, ulceraciones, pérdida dentaria, así como de otras enfermedades y alteraciones que limitan la capacidad de morder, masticar, reír, hablar y bienestar psicosocial.
Esa definición ayuda a comprender que los padecimientos de los dientes y la boca perjudican un área del cuerpo humano, pero sus consecuencias lo afectan de manera global, al vincularlas con dolencias cardiovasculares, diabéticas y resultados obstétricos adversos.
Son las dolencias crónicas más comunes, constituyen un importante problema de salud pública por su alta prevalencia, impacto negativo en la salud bucal y sistémica en los individuos y la sociedad, además del alto costo de su tratamiento.
Conversar con el doctor Julio Valcarcel Llerandi sobre este tema y su incidencia en la población cubana, la prevención y el tratamiento es recorrer el camino del porqué de su aparición, las condiciones que la propician y cómo evitarlas para no padecer males mayores.
Especialista de segundo grado en Cirugía Maxilofacial, Valcarcel es un maestro en el más amplio sentido de la palabra, por eso esta entrevista exclusiva para Prensa Latina fue una clase magistral sobre aspectos poco conocidos por las personas, independientemente del nivel de instrucción y educacional.
“Cuando se habla de las enfermedades más frecuentes que más afectan la cavidad bucal están por orden de frecuencia la carie dental, las enfermedades periodontales o periodontopatías de las encías, las maloclusiones y el cáncer bucal”, explicó.
Al ampliar sobre la carie señaló que es una afectación del diente, una lesión crónica de origen bacteriano, muy frecuente que afecta la cavidad bucal y es la causa principal de pérdida dentaria en el mundo.
Su prevalencia en la población cubana es alta, afecta a más del 90 por ciento de los cubanos y se clasifica como una enfermedad transmisible e irreversible.
El también jefe del grupo Nacional de la Especialidad de Cirugía Maxilofacial indicó que aparece fundamentalmente en los dientes molares, porque son los primeros permanentes que brotan a una edad, en la cual son inmaduros los hábitos de higiene bucal y alimentarios, por lo que es imprescindible la orientación de los padres.
Por eso los programas preventivos comienzan en el mundo y en nuestro país desde el nacimiento del bebé para que la mamá aprenda que un diente en boca debe ser limpiado cuatro veces al día para remover restos de leche u otro alimento, y así garantizar una higiene bucal y nutricional adecuadas durante todo el crecimiento, afirmó.
Valcarcel insistió en que el cepillado es la vía fundamental de protección dental, “es la única pastilla para esta enfermedad”, acompañado de los dentífricos o pastas a las cuales se le añaden productos que ayudan al endurecimiento del diente.
También están los programas de fluoración y aplicación de cloruro de sodio a través de buches que garantizan la limpieza inter dentaria, además de cepillos con estimuladores papilares y aplicación de flúor en el agua y la sal, iniciativas recogidas en los planes nacionales.
Master en Atención de Urgencias Estomatológicas, Valcarcel significó que la carie es una enfermedad multifactorial que depende de la calidad del esmalte del diente, del ph de la saliva, de los dientes apiñados, y si la dieta es cariogénica o sea rica en azúcar, por lo cual ponderó la importancia de la alimentación.
HIGIENE PARA CUIDAR LAS ENCÍAS
Sin dejar de insistir en la esencia de la salud buco dental (la higiene), el doctor Valcarcel explicó los detalles y pormenores de la segunda enfermedad causante de pérdida de los dientes: las lesiones periodontales o de las encías.
Esas son consideradas un padecimiento crónico, que tiene como factor etiológico primario una biopelicula de origen bacteriano, la cual con elementos adicionales de origen local y sistémico ocasionan la contaminación y destrucción de los tejidos de soporte del diente.
Sus principales manifestaciones clínicas son el sangrado, movilidad dental, recesión gingival, formación de bolsa periodontal, disfunción masticatoria, halitosis y perdida del diente, apuntó el especialista quien integra la junta directiva de la Sociedad Cubana de Cirugía Maxilofacial.
Agregó que las enfermedades gingivales (gingivitis) y periodontales (periodontitis) están clasificadas entre las afecciones más comunes del género humano, con la característica que la primera puede evolucionar hacia la segunda que es más destructiva.
En el caso de la gingivitis (daño de las encías) afecta aproximadamente al 80 por ciento de los niños de edad escolar, mientras más del 70 por ciento de la población adulta ha padecido de gingivitis, periodontitis o ambas.
Investigaciones clínicas revelan que las lesiones por periodontopatías en las estructuras de soporte de los dientes en los adultos jóvenes son irreparables, y que en la tercera edad destruyen la dentadura natural y privan a muchas personas de todos sus dientes.
Por su larga experiencia Valcarcel destacó que en edades tempranas es muy frecuente la gingivitis, sobre todo durante el brote de los dientes permanentes, de ahí que sea responsabilidad de los padres la educación bucal, porque en esta etapa de la vida es reversible y se puede devolver la salud dental.
Actualmente están identificados numerosos factores de riesgo para las enfermedades gingivales y periodontales: higiene deficiente, tabaquismo, estrés, diabetes mellitus, bruxismo (rechinar, apretar o crujir los molares) y prótesis mal ajustadas.
También cuentan el factor socioeconómico, nivel de instrucción, dietas, estilo de vida, cambios hormonales relacionados con el embarazo o la menopausia y muchos otros, que interactúan entre sí para dar lugar al origen y evolución de las enfermedades de las encías.
Pueden aparecer, además, en personas muy vulnerables a las infecciones, mujeres que consumen anticonceptivos, pacientes nefropatas, con enfermedad obstructiva crónica, cardiovascular, degenerativas, artritis reumatoide, mal de Crohn, leucemias, VIH/SIDA, y los sometidos a tratamientos contra el cáncer
En todos los casos la mejor prevención curativa es el cepillado correcto, visitas al estomatólogo, la eliminación de los factores de riesgo, la tartrectomía o eliminación de cálculo o sarro, y cuando ya está afectado el hueso curetajes y cirugía.
ALERTAS PARA MANTENER LA SALUD
Las maloclusiones dentarias, la tercera enfermedad buco dental por su prevalencia en la población, son consideradas un problema de salud pública debido al deterioro estético, el impacto negativo de la calidad de vida y un alto costo en el tratamiento para el paciente.
Se describen como la ausencia de alineación correcta y apiñamiento de los dientes, en lo cual intervienen factores genéticos o externos como hábitos de succión con biberón, chupeteo del dedo y de tete hasta edades avanzadas, además de la respiración bucal y el empuje lingual atípico, a lo que se puede sumar la pérdida de dientes por traumas.
Tales factores de riesgo pueden afectar la masticación, deglución, fonación y respiración, además, su presencia hace al individuo susceptible a traumas dentarios, caries, enfermedades gingivales, periodontales, disfunciones musculares y articulares.
Ante maloclusiones lo más aconsejable, en opinión de Valcarcel, es la evaluación por un ortodoncista desde las primeras etapas del crecimiento del menor, y desde mucho antes la preparación de la futura mamá para la lactancia y la eliminación de cualquier costumbre lesiva durante la aparición dental.
En el caso del tratamiento para rectificarla existen dispositivos específicos que ayudan al fortalecimiento muscular y aparatos fijos o removibles, incluso en casos asociados a malformaciones cráneo faciales,
Por último y no menos trascendental, el experimentado galeno se refirió al cáncer bucal ubicado dentro de las 10 primeras causas de muerte en Cuba, con mayor prevalencia en el sexo masculino después de los 40 años, y caracterizado por ser muy invasivo y deformante.
El consumo de bebidas alcohólicas y de tabaco son los principales elementos de riesgo, sobre todo este último al contener una elevada cantidad de sustancias químicas tóxicas –más de dos mil 600- y el calor que genera en la cavidad bucal, además de afectaciones mecánicas por masticar la hoja de tabaco o el uso de pipas.
“Tanto el tabaco como el alcohol y la combinación de ambos exacerban los factores etiológicos que más intervienen en la aparición del cáncer bucal”, aseguró Valcarcel.
En su descripción la señaló como una enfermedad que afecta muchas funciones: succión, alimentación, deglución, la estética con compromiso psicológico y de rechazo a la vida social y en pareja, además de dañar otros órganos por su cercanía a cabeza y cuello.
Se trate de un mal que puede dañar a la cavidad nasal y orbitar, nasofaringe, senos maxilares, bucofaringe y como produce metástasis muy tempranas en determinadas zonas compromete a la lengua y el cuello por lo que invalida mucho al paciente, quien puede llegar a estadios muy avanzados en los cuales ya no hay mucho que hacer, aclaró.
También significó que es propio de personas adultas y de muy baja incidencia en niños, pero pueden padecerlo por causas genéticas o malformaciones, y con afectaciones en estructuras del crecimiento y desarrollo del menor comprometiendo funciones que son irreversibles y pronósticos muy desalentadores.
Requiere de tratamientos muy costosos que van desde las opciones quirúrgicas hasta la radio y quimioterapia, y aunque en algunos pacientes se llega a controlar hay que acudir a la fisioterapia o la colocación de prótesis bucomaxilofaciales.
De ahí la importancia de eliminar el hábito de fumar, las sustancias tóxicas, los alimentos picantes, proteger los labios de la exposición al sol, consumir alimentos ricos en vitaminas y minerales que ayudan al desarrollo de un individuo sano, consultar un médico o dentista ante cualquier síntoma dudoso y, por supuesto, no abandonar nunca el cepillo dental. arc/crc
