“Muchas comunidades y personas se encuentran actualmente en tal situación de vulnerabilidad que su derecho a la salud no está garantizado”, dijo el director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), doctor Jarbas Barbosa, en la 60 sesión del Consejo Directivo del organismo celebrado esta semana.
Resaltó que los pueblos indígenas y afrodescendientes, las poblaciones de bajos ingresos, quienes viven en asentamientos informales o zonas remotas, los migrantes, las mujeres y niñas, y los miembros de la comunidad LGBTQI+, tienen afectados de manera desproporcionada su salud y bienestar por desventajas socioeconómicas y discriminación.
Datos del organismo muestran que en la región solo el 25 por ciento de los objetivos está en vías de alcanzarse para 2030, en tanto casi el 50 por ciento avanza en la dirección correcta pero demasiado lento y el 25 por ciento restante está retrocediendo en América Latina y el Caribe.
A esto se agrega que también están aumentando las desigualdades entre los países.
Actualmente, casi el 45 por ciento de las personas menores de 18 años en las Américas vive en situación de pobreza.
En 2022, el hambre afectaba a 56,5 millones de personas en la región, cifra que creció en 13,2 millones desde el estallido de la pandemia de la Covid-19.
Además, la esperanza de vida al nacer también se redujo en tres años, entre 2019 y 2021, cuando bajó de 75,1 a 72,1 años, el mayor descenso entre todas las regiones del mundo.
Desde 2015 las Américas han experimentado un deterioro en los niveles de bienestar, un estancamiento en los logros educativos y un aumento en las tasas de pobreza, situación exacerbada por el impacto de la pandemia, subrayó Barbosa.
“Para lograr sociedades más equitativas, debemos centrarnos en las condiciones sociales, económicas y políticas que obstaculizan la capacidad de ciertas poblaciones de disfrutar de los niveles más altos posibles de salud y bienestar, incluido el acceso a servicios de salud de calidad”, añadió el directivo de la OPS.
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