La Dirección de Protección Civil reconoció esta semana que las víctimas se refugiaron en 45 emplazamientos, muchos de los cuales no cuentan con los servicios adecuados.
“La violencia armada en varios barrios de la región metropolitana ha obligado a los habitantes, cada vez más, a buscar refugio en escuelas, plazas públicas e iglesias, entre otros lugares. Se hacinan para salvar la vida, privados de todo”, lamentó la entidad en un comunicado.
Al menos 26 de esos sitios son centros docentes, confirmó el Ministerio de Educación, que identificó a tres mil 889 estudiantes y casi 300 profesores entre los desplazados de Puerto Príncipe.
Ante este panorama, Protección Civil alentó a las autoridades a movilizar los recursos necesarios para asistir a las personas vulnerables, fundamentalmente comidas calientes, agua potable, kits de higiene y saneamiento, lonas, colchones y mantas, entre otros insumos.
Organizaciones de derechos humanos advirtieron que el deterioro de las condiciones sanitarias en los emplazamientos podría aumentar los riesgos de propagación de enfermedades como sarna, gripe, diarrea, cólera y tuberculosis.
El Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos alertó asimismo que los refugiados no tienen acceso a los cuidados básicos y las personas con heridas de bala o trastornos psicológicos tampoco cuentan con atención sanitaria.
Esta es solo la más reciente crisis humanitaria que vive el país caribeño, asolado por grupos criminales, disturbios políticos, hambruna y recesión económica, problemas que se agravaron tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021.
Ante la 78 Asamblea de Naciones Unidas, el primer ministro Ariel Henry reconoció que la crisis es estructural y multidimensional, con un impacto en las instituciones, lo cual impide el desarrollo económico y el progreso social, y que alcanzó una fase crítica con la ola de violencia.
Saqueo, incendios, masacres, violencia sexual y sexista, tráfico de órganos, trata de personas, homicidios, ejecuciones extrajudiciales, reclutamiento de niños soldados y el bloqueo de las carreteras principales engrosan una lista no exhaustiva de los crímenes perpetrados por estos grupos, señaló el jefe de Gobierno en la ONU.
La violencia también agravó la inseguridad alimentaria, que actualmente afecta a 4,35 millones de haitianos, casi la mitad de la población.
Con más de tres mil 500 asesinatos y secuestros en lo que va de año, una emigración sin precedentes y el reciente conflicto en la frontera con República Dominicana por la construcción de un canal de riego, la inestabilidad de Haití pareciera que no terminará pronto.
(Tomado de Orbe)
