La información coincide con estimados de organizaciones que manifiestan que habrá escasez de alimentos en los hogares de este país hasta enero de 2024, en especial a causa de los problemas del clima.
La disminución en el sector fue asociada, entre otros factores, a los altos precios de los insumos y las condiciones climatológicas. En el primer trimestre decreció 0,10 por ciento y el retroceso anual hasta agosto se cifró en 0,7.
El BCR señaló que las situaciones climatológicas como la sequía afectaron mucho la actividad, pero el resultado pudo haber sido mucho más negativo sin el otorgamiento de capital semilla, fideicomiso especial para el sector agropecuario y el fortalecimiento de sistemas de riego, aseveró el presidente del BCR, Douglas Rodríguez.
Al analizar la incidencia de este problema, el economista Luis Membreño sostuvo que pese a contar con poca participación en el PIB (5,4 por ciento), la caída de la actividad agrícola tiene un impacto social importante, sobre todo en el tema alimenticio.
Aunque representa poco en el PIB, el agro tiene un impacto social importante sobre todo en el tema alimentario. Es el que alimenta al país y tiene un impacto muy serio en el campo y la zona rural, apuntó.
Un informe de la organización estadounidense Famine Early Warning Systems Network (Fewsmet), estimó que el déficit de lluvias y las altas temperaturas reducirán en 25 por ciento la producción de primera de secano, es decir, de cultivos donde solo se usa agua lluvia para el riego.
Al respecto, Adalberto Blanco, de la Mesa Permanente de Gestión de Riesgos (MPGR), estimó que eso significa que este año solo se producirían 1.7 millones de quintales de frijol (170 mil toneladas) y 13 millones de quintales de maíz (un millón 300 mil toneladas).
Esto implica –sostuvo- que el país va a quedar en una situación crítica de autoabastecimiento de dos alimentos que son sumamente sensibles para la población y esto se ve reflejado en el incremento de la pobreza extrema.
rgh/lb