Esta reducción, esencial para luchar contra el calentamiento global, debería alcanzar para 2030 una llevar a lograr una cifra de emisiones un 55 por ciento menor que la registra en 1990, algo bastante alejado de la realidad que llevó al presidente francés, Emmanuel Macron, a afirmar a principios de septiembre que habría “que ir el doble de rápido” para lograrlo.
De acuerdo a los datos facilitados por Citepa, responsable en Francia de realizar este inventario, las mayores reducciones contabilizadas se centraron en el sector industrial (-10 por ciento), la producción de energía (-8,0) y la construcción (-7,0).
Sin embargo la recuperación de la actividad del sector de la aviación, acercándose a los niveles previos a la pandemia del Covid-19, supuso “un aumento del 25 por ciento de las emisiones de los vuelos nacionales en el primer semestre de 2023 con respecto al primer semestre de 2022, y un aumento del 34 por ciento para los vuelos internacionales”, subrayó.
A pesar de lo poco esperanzadores que son estos datos la ministra de Transición Energética, Agnes Pannier-Runacher, se mostró orgullosa y aseguró que son “el resultado de una planificación ecológica decidida, en la que sector por sector tenemos un plan de batalla”.
La política climática del gobierno ha sido criticada por diversos organismos y asociaciones ecologistas, y en particular el Alto Consejo para el Clima consideró a principios de verano “insuficientes” las medidas adoptadas por el ejecutivo, emplazándole a “reconocer la urgencia y comprometer los medios” para revertir la situación.
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