El noveno mes del calendario tuvo una temperatura superficial promedio de 16,38°C, según un importante conjunto de datos internacionales que utiliza la OMM para sus informes de seguimiento del estado del clima mundial.
Esta cifra fue 0,5 °C por encima de la temperatura del septiembre más cálido anterior, en 2020, y alrededor de 1,75 °C más caliente para este mes en comparación con el período de referencia preindustrial 1850-1900, de acuerdo con el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea (C3S).
Esto continúa una larga racha de temperaturas extraordinarias en la superficie terrestre y marina, y los expertos ven en ello una señal ominosa sobre la velocidad con la que los gases de efecto invernadero están cambiando el clima en la Tierra.
“Desde junio, el mundo ha experimentado un calor sin precedentes en tierra y mar. Las anomalías de temperatura son enormes, mucho mayores que cualquier cosa que hayamos visto en el pasado. La extensión del hielo marino invernal en la Antártida fue la más baja registrada para esa época del año”, afirmó el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
Lo que es especialmente preocupante, subrayó, es que el fenómeno de calentamiento de El Niño aún se está desarrollando, por lo que podemos esperar que estas temperaturas récord continúen durante meses, con impactos en cascada en nuestro medio ambiente y nuestra sociedad.
Mientras, los especialistas prevén que 2023 va camino de ser el año más cálido jamás registrado, con alrededor de 1,4 °C por encima de las temperaturas medias preindustriales.
A poco de celebrarse la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, COP28, que tendrá por sede a Dubái en noviembre, “el sentido de urgencia para una acción climática ambiciosa nunca ha sido más crítico”, afirmó Samantha Burgess, directora adjunta del C3S.
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