El 5 de octubre de aquel año tuvo lugar la consulta pública para decidir si el régimen militar seguía durante ocho años más y la opción del No se impuso con el 55,9 por ciento de los sufragios.
Aunque demoró en reconocer ese resultado, la presión interna e internacional forzó finalmente a Pinochet a aceptar la derrota y organizar las elecciones un año después, donde venció la concertación de partidos por la democracia y su candidato Patricio Aylwin.
Genaro Arriaga, quien fue el secretario ejecutivo y jefe de campaña del Comando del No, recordó que la primera parte de la batalla fue inscribir en el registro electoral a por lo menos siete millones de personas y garantizar así una amplia participación ciudadana.
Con un padrón de tres millones y medio perdíamos, señaló, y en consecuencia se realizó una gran movilización con la colaboración de mucha gente.
Finalmente casi cuatro millones de chilenos votaron contra la extensión de la dictadura.
El 5 de octubre de 1988 fue la culminación de un largo proceso de acumulación de fuerzas, de gente en las calles en todo el país, de quienes acudieron a miles de manifestaciones, dijo Arriaga en declaraciones a Radio Cooperativa.
Lo ocurrido, agregó, no fue sólo un tema técnico, sino esencialmente un fenómeno social y político que incluyó a cientos de miles de personas.
El gran riesgo el día del plebiscito fue que la junta militar decidiera ignorar los resultados, sacara al ejército a las calles y declarara nula la consulta, o simple y llanamente alterara los resultados.
Luego de un prolongado silencio oficial, en la madrugada del 6 de octubre el comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile, Fernando Matthei, dijo cuando entraba al Palacio de La Moneda: “me parece que realmente ganó el No, al menos para mí lo tengo bastante claro ya”.
Esa frase, recuerda Cooperativa (uno de los pocos medios que apoyó la campaña contra la dictadura) desató festejos a lo largo del país e invalidó cualquier maniobra de la derecha.
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