Fue incluso superior al 3,5 de igual periodo del cierre del 2022, aunque menor al 4,5 por ciento de abril, mayo y junio antespasados, resaltó la entidad en un informe analizado por su Junta Monetaria.
Atribuyó el resultado al incremento de los componentes de la demanda interna: consumo final de los hogares, del gobierno en general e inversión, así como las importaciones de bienes y servicios.
De las 17 actividades sectoriales medidas por el Banco Central de Guatemala (Banguat), 14 reflejaron un comportamiento positivo y tres negativo.
Entre las primeras destacó a las financieras y seguros con 11,1 por ciento de crecimiento, la construcción (9,2), alojamiento y de servicio de comidas (7,5) e industria manufacturera (1,9 por ciento).
Con desempeño negativo reflejó a la explotación de minas y canteras con -5,6 por ciento; suministro de electricidad, agua y saneamiento (-4) e información y comunicaciones con -1,8 por ciento.
El Banguat proyecta un ascenso económico para 2023 entre el 2,5 y el 4,5 por ciento, mientras para el período anual siguiente el valor podría ser similar, consideró.
Guatemala cerró 2021 con un repunte de 7,5 del PIB, una cifra histórica, según confirmó entonces el ministro de Economía Antonio Malouf.
El pasado año concluyó con un 4,1 por ciento, con lo cual recuperó su ritmo normal tras los efectos de la emergencia sanitaria a causa de la Covid-19.
Las remesas continúan como el principal motor de la economía, al superar las exportaciones dominantes en el comercio exterior como vestuario, café y banano.
La crisis política actual provocada por bloqueos de carreteras en todo el país contra el Ministerio Público amenaza la sostenibilidad financiera debido a las limitaciones de la libre locomoción, suministro de mercancías, entre otras.
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