Kintto Lucas**, colaborador de Prensa Latina
Según la misionera cristiana, en Siria no se pensaba que podría venir una guerra civil, ni siquiera que se pudieran dar manifestaciones. Contaba así cómo se montó la guerra. Alepo, la segunda ciudad de Siria fue sitiada por los grupos apoyados por Estados Unidos, muchos barrios se transformaron en escombros. La misionera lo contaba asombrada, todavía asombrada por esa realidad.
Encantamiento musical
En Siria también asombra la música, que muchas veces puede ser un sueño. Sabah Fakhri, músico nacido en Alepo en 1933, es tal vez el músico que más trabajó en la investigación y recuperación de la música tradicional siria. Para algunos representa la esencia del auténtico tarab. El concepto de tarab tal vez no tiene un equivalente exacto en otros idiomas, pero suele traducirse como “éxtasis musical” o “encantamiento”.
Damasco, la capital siria, tradicionalmente fue uno de los centros de la música árabe. En los últimos años diversos cantautores y cantautoras se destacaron por su aporte a la música popular de su país y a la música árabe. Lena Chamamyan es una de esas creadoras. Su voz atrapa los sentidos. Scheherazade es una de sus mágicas interpretaciones. Al escucharla produce un encantamiento musical.
Solo eso…
Para muchos, la música y el tarab son parte de una realidad lejana. Un niño que sobrevive en un campamento de refugiados sirios decía al ser consultado por un periodista que a los policías de Europa no les gustan los sirios y daba su mensaje: “Por favor ayuden a los sirios. Los sirios necesitan ayuda ahora. Ustedes solo detengan la guerra y nosotros no vendremos más a Europa. Solo detengan la guerra en Siria”. Solo eso…
Hoja de otoño
Solo eso es mucho El tiempo camina. La palabra camina. La música camina. La poesía vuelve desde Siria. Nacido en Salamiya (Siria) en 1934, Muhammad Al Magut es uno de los más destacados poetas árabes contemporáneos y uno de los pioneros en la renovación de la poesía árabe. Su poema Invierno, escrito en 1970, mucho antes de este otro invierno que azota hoy a Siria, pertenece a su libro La poesía no es mi profesión, y dice así: Como lobos en una estación seca / Germinamos por todas partes / Amando la lluvia / Adorando el otoño / Un día incluso pensamos en mandar / Una carta de agradecimiento al cielo / Y en lugar de un sello / Pegarle una hoja de otoño. / Creíamos que las montañas se desvanecerían / Los mares se desvanecerían / Las civilizaciones se desvanecerían / Pero permanecería el amor.
El Gatopardo
De las hojas de otoño en Siria seguimos hacia las hojas secas de la isla de Lampedusa. En el año 2011, cuando se inició la intervención de la OTAN en Libia, algunos advertimos que se estaba llevando a ese país hacia una guerra civil. Advertimos además que luego vendría la intervención en Siria, que esa intervención, provocada por el interés de potencias extranjeras en los recursos de esos países y en su posición geoestratégica, llevaría a un desastre humanitario. Hoy la realidad es más triste de lo que imaginamos. La mitad de la población de Siria sobrevive desplazada. Libia es un escenario de muertos y esclavos. Cientos de miles de personas emigran a Europa para tratar de salvar su vida. Hoy la isla de Lampedusa es puente y muro en su camino.
Es una gran paradoja, pero Il Gatopardo, esa extraordinaria novela de Giuseppe de Lampedusa vuelve a ser hoy la mejor imagen de esa Europa un tanto cínica que se esconde y se miente a si misma mientras sigue a Estados Unidos. Il Gatopardo es un espejo de Europa.
rmh/kl
*Del libro Mí viaje a Ítaca
** Periodista, escritor y político ecuatoriano-uruguayo
(Tomado de Firmas Selectas)