En un balance ofrecido a los estados miembros, Msuya alertó que la restauración de suministros y servicios esenciales se vuelve cada vez más crítica.
La ONU seguirá colaborando con las partes y los estados con influencia para identificar soluciones urgentes con el objetivo de llevar ayuda humanitaria a Gaza, agregó.
Msuya insistió en la necesidad de entregar estos suministros y garantizar el acceso humanitario en todo el territorio mientras que más de 300 toneladas de insumos vitales esperan el paso en el cruce fronterizo de Rafah entre Egipto y Gaza.
Al mismo tiempo advirtió del hacinamiento de la población palestina en la Franja de Gaza, una de las áreas más densamente pobladas del planeta, luego de que Israel ordenara la salida de la zona norte del enclave.
Los civiles no tienen dónde ir, ningún lugar para escapar de las bombas y misiles, ni dónde encontrar agua o alimentos, o escapar de la catástrofe humanitaria que se está desarrollando, lamentó la funcionaria.
Por su parte, la Agencia de Naciones Unidas para Refugiados Palestinos (Unrwa) confirmó que al menos seis personas murieron este martes cuando una de sus escuelas fue atacada en el campo de desplazados de al-Maghazi, en el área central de la Franja.
El comisionado de ese ente, Philippe Lazzarini, calificó de indignante el hecho, que demuestra una vez más un flagrante desprecio por la vida de los civiles.
Ya ningún lugar es seguro en Gaza, ni siquiera las instalaciones de la Agencia, lamentó.
Unrwa insistió en su preocupación por la falta de agua que puede provocar deshidratación y enfermedades transmitidas por contaminación.
Sus autoridades denunciaron el colapso de ese servicio, incluido el cierre hoy de la última planta desalinizadora en funcionamiento en Gaza.
En esta jornada se abrió una tubería de agua durante tres horas solo en el sur de la Franja, suministrando el vital líquido de forma limitada a apenas la mitad de la población de Khan Yunis, es decir, unas 100 mil personas.
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