En su punto de prensa diario, el Quai d’Orsay no ocultó que esperaba en el órgano de 15 países miembros la adopción de la iniciativa presentada en Nueva York por Brasil, “porque deseábamos que la comunidad internacional pudiera expresarse en una sola voz sobre la base de ese texto, que nos parecía mesurado”.
Después del letal ataque de Hamas a territorio israelí el 7 de octubre, Tel Aviv comenzó bombardeos indiscriminados contra Gaza y un bloqueo total, además de ordenar la evacuación de cientos de miles de civiles en ese territorio densamente poblado, presuntamente como preludio de una ofensiva terrestre.
El proyecto de resolución pedía la revocación de la orden impuesta por Israel a civiles y al personal de las Naciones Unidas para dejar las zonas que planea atacar con el argumento de eliminar a Hamas.
Asimismo, demandaba pausas humanitarias que permitan la entrada de ayuda a los palestinos en la Franja, donde carecen de alimentos, agua y electricidad, y alentaba al establecimiento de corredores humanitarios.
En el Consejo, 12 países aprobaron el texto, pero Estados Unidos lo vetó, y al ser una de las cinco potencias con esa prerrogativa, automáticamente la iniciativa fracasó.
Según Francia, otro de los países con el polémico derecho al veto, el proyecto cumplía sus expectativas, en particular por “la condena inequívoca a los atentados terroristas de Hamas, la necesidad de la aplicación del Derecho Internacional Humanitario (…) y de responder a las demandas de primera necesidad de la población de Gaza, y por la perspectiva política (…)”.
Para Washington, el documento fue bloqueado al no reflejar el derecho de Israel a defenderse.
ro/wmr