Enclavado en el parque Ezequiel Zamora, de 17 hectáreas, y conocido antes como El Calvario, el monumento se levanta majestuoso con sus 22 metros de altura y 17 de ancho de base.
La idea para su construcción data del siglo XIX por iniciativa del presidente Antonio Guzmán Blanco,quien gobernó por tres períodos entre 1870 y 1888, pero no se edificó en su mandato por las condiciones políticas de la época.
Fue su ministro de Marina y de Guerra y luego presidente de la República por dos períodos, Joaquín Crespo, quien retomó la idea de continuar la construcción monumental el 20 febrero de 1895, la cual quedó inaugurada de manera definitiva el 28 de octubre de ese mismo año.
El arquitecto Juan Hurtado Manrique fue el encargado del diseño, junto a Alejandro Chataing y el escultor italiano Emilio Gariboldi, quien decoró la estructura.
Aparecen símbolos masónicos, querubines, mujeres con el dorso desnudo en alusión a la libertad, el escudo nacional en relieve y la palaba “Federación”, debajo de la cual está el rostro del prócer de la independencia y primer presidente de Venezuela, José Antonio Páez.
En la parte superior, tres féminas, dos de ellas sentadas y tomadas de la mano derecha en representación de las tendencias políticas: liberales y conservadores, y una de pie con una bandera a su lado izquierdo y su mano derecha en alto, que significa la Venezuela triunfante.
Quizás lo que más impresiona, además de la majestuosidad de su estructura, es el imponente silencio que la rodea y la hermosa vista panorámica de la bulliciosa ciudad de Caracas que, a unos cuantos metros por debajo, sigue su cotidianidad.
(Tomado de Orbe)