Mediante resolución en el Diario de Centro América, la cartera argumentó que constituyen una expresión artística que se ofrece a los seres queridos, vivos y difuntos, además de representar elementos propios de una población.
Del suroccidental departamento de Huehuetenango, uno de los más musicales del país, contribuye al fortalecimiento de su cultura a través de la participación comunitaria, según el texto.
El Día de serenata, cuando se canta al aire libre y durante la noche a los Santos Difuntos, las familias de esa demarcación acostumbran visitar el Parque Central y las afueras del Cementerio General.
La costumbre radica en ir a caminar y disfrutar de la música, después se le lleva serenata a los difuntos; mientras una variación permite que los esposos, novios o enamorados la entreguen a sus amadas.
La historia oral lugareña cuenta que empezó a inicios de 1900, pero documentos escritos refieren como fecha oficial el 31 de octubre de 1940 por don Rodrigo García y en la casa de la profesora Guadalupe Soto.
Entonces salieron muy pocos músicos, pero en 1942 ya no cabían en la sala del distinguido los artistas que llegaban a ensayar, de acuerdo con reportes de la prensa local.
La Casa de la Cultura de Huehuetenango mantiene la tradición tal cual inició y posee un acuerdo gubernamental de hace más de 20 años que indica cómo debe actuarse en las noches de serenata.
El rico Patrimonio de Guatemala está conformado por los más preciados legados a lo largo de la historia, elementos (materiales e inmateriales) que reflejan la herencia de las generaciones pasadas.
En el listado aparecen la Huelga de Dolores de la Universidad de San Carlos, las Cofradías Indígenas y la representación escénica-dramática del Rabinal Achí.
El desfile de Los Fieros, la Oralidad del Valle Medio del Motagua, la elaboración del chocolate en Mixco, de mantequilla de costal y la Semana Santa enriquecen el legado nacional salvaguardado.
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