El paro, iniciado el pasado 15 de septiembre, se extendió ahora a la mayor planta de montaje de Stellantis, matriz de Chrysler, lo que afectará la producción de un rentable e importante modelo de camionetas.
La UAW informó que otros seis mil 800 trabajadores en la planta de ensamblaje de Stellantis en Sterling Heights (SHAP) en Michigan se unieron a las exigencias comunes: mejoras salariales.
El gremio comenzó esta inusual campaña de huelgas simultáneas contra los tres fabricantes de automóviles de Detroit hace más de un mes.
El UAW llamó a SHAP Stellantis la «mayor fuente de ingresos», pues reportó 18 mil millones de dólares en ganancias el año pasado (26 por ciento más en comparación con 2021) y su director ejecutivo se llevó a casa casi 25 millones de dólares, 365 veces más que el empleado promedio de Stellantis, destacan medios locales de prensa.
«Queremos nuestra parte justa», dijo el presidente del UAW, Shawn Fain, a los trabajadores en huelga afuera de las instalaciones de Sterling Heights.
La más reciente ampliación de la huelga del sindicato se produjo días después de que Fain se refiriera a las propuestas contractuales de los tres principales fabricantes de automóviles.
Fain explicó el pasado viernes que Stellantis, Ford y General Motors ofrecieron cada uno aumentos salariales del 23 por ciento, frente a sus ofertas originales del 9,0 por ciento.
Sin embargo, la UAW exige un incremento salarial del 36 por ciento durante un contrato de cuatro años, así como importantes mejoras en los beneficios y protecciones sindicales para los trabajadores de las plantas de baterías de vehículos eléctricos.
Según insistió el presidente del gremio, esas empresas pueden permitirse más que los paquetes que pusieron sobre la mesa.
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