La investigación, dirigida por la Universidad Anglia Ruskin (ARU) en colaboración con el Centro de Investigación Biomédica de la Universidad de Cambridge, analizó datos de siete mil 403 adultos y exploró la compleja relación entre los trastornos alimentarios, la salud física y otras cuestiones que pueden influir en ella.
Encontró que las personas con posibles trastornos alimentarios constituían el 6,4 por ciento de los encuestados, y los individuos dentro de esta cohorte tenían 2,11 veces más posibilidades de informar multimorbilidad física, entendida como tener dos o más condiciones de salud física simultáneamente.
En tanto, el trastorno alimentario se define como una relación patológica con la comida que conlleva alteraciones importantes en el día a día de una persona, mal que, según estimados, lo padecen hasta 3,4 millones de personas en el Reino Unido.
La ansiedad surgió como el principal factor influyente en la relación entre el trastorno alimentario y la multimorbilidad física, además de identificarse como importantes el insomnio, el estrés percibido y la depresión, citó la revista Eating and Weight Disorder.
“Esta investigación subraya la compleja interacción entre la salud física y mental. Es fundamental reconocer que los trastornos alimentarios pueden tener consecuencias de gran alcance, afectando no sólo el bienestar emocional sino también la salud física”, destacó el autor principal del estudio, el doctor Lee Smith, profesor de Salud Pública de la ARU.
Investigaciones anteriores demostraron que la multimorbilidad —que afecta a alrededor del 42,4 por ciento de la población mundial— se asocia con una carga significativa para los servicios de atención médica, incluidos los costos de transición de la atención y la atención primaria, la dental y las hospitalizaciones.
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