De acuerdo con datos de la Comisión Central de Control de Disciplina del PCCh y la Comisión Nacional de Supervisión, 34 de ellos eran altos cargos a nivel provincial o ministerial.
Además, dos mil 244 pertenecían a departamentos o agencias estatales, 16 mil de condados, 54 mil eran del municipio, 56 mil funcionarios generales y 277 mil formaban parte de áreas rurales, empresas y otras organizaciones.
Según el informe, durante los primeros nueve meses los órganos de control utilizaron las denominadas «Cuatro Formas» (crítica, educación, ayuda y corrección) para tratar con un total de 1,2 millones de personas investigadas.
«Se recibieron un total de 2,6 millones de informes y denuncias, de los cuales 819 mil se referían a acusaciones formales», refire el comunicado.
La mayoría de los casos estuvieron vinculados a actos de malversación, apropiación indebida, falsificación y extorsión.
Desde su llegada a la presidencia en 2012, Xi Jinping propuso con mayor firmeza acabar con los cuatro estilos de trabajo no deseados: el formalismo, el burocratismo, el hedonismo y la extravagancia.
La máxima dirigencia del Partido Comunista de China considera la corrupción una de las principales amenazas para esa organización política y adoptó medidas contra los que incurran en tales acciones, sobre los cuales, advirtió, caerá todo el peso de la justicia.
De ahí la frase china sobre la campaña anticorrupción que alcanza “tanto a tigres (directivos de alto rango) como a moscas (funcionarios y otras personas de menor puesto)”.
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