Los contagios de esos padecimientos afectan en especial a los albergues de damnificados por el desborde de cauces como el Paraná y el Yguazú en ocho campamentos de localidades orientales fronterizas con Brasil como Ciudad del Este, cuyas condiciones insalubres serían las causantes de las infecciones, explicó el diario.
“Las entidades suministran el agua potable, pero la manipulación y el lavado sabemos que los afectados lo hacen de manera no higiénica, lo cual propicia estas enfermedades, junto al clima con intensos días de lluvia y frentes fríos”, declaró el director del Hospital Regional, doctor Federico Schrodel.
Los médicos de ese centro de salud de la llamada Décima Región Sanitaria –explica el galeno- provee de medicamentos a los pacientes con esas dificultades de salud, así como a quienes padecen de enfermedades crónicas no transmisibles, los cuales también abundan entre los damnificados.
Schrodel advirtió sobre la presencia de “muchos mayores ya en situación de cama que están diabéticos o hipertensos. Sabemos que es muy difícil que ellos puedan salir de acá para poder acercarse a un centro hospitalario”.
Según medios oficiales, las torrenciales lluvias caídas en la cuenca del Yguazú aumentaron su caudal a más de 24 millones de litros por segundo, lo cual formó una represa natural en la desembocadura del río Paraná, y la consecuente inundación de las poblaciones ribereñas.
Las presas de Itaipú y de Acaray –añaden esas fuentes- tuvieron que abrir sus compuertas, mientras el nivel del río Paraná se mantiene entre los 117 y 118 metros sobre el nivel del mar, y, conforme con predicciones, sus aguas comenzarán en breve a afectar viviendas e infraestructuras.
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