El fenómeno abarca desde la desnutrición, es decir, el retraso del crecimiento, la emaciación infantil y las carencias de vitaminas y minerales, hasta el sobrepeso y la obesidad, recordó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
De acuerdo al informe, la prevalencia regional del sobrepeso en infantes y adolescentes se ubica actualmente en el 33,6 por ciento, por encima del promedio internacional.
La obesidad, recalca el diagnóstico, no es el único desafío en esta materia; algunos países todavía presentan una alta incidencia de retraso en el crecimiento en niños y niñas menores de cinco años de edad.
Frente a las necesidades y carencias nutricionales, el panorama de América Latina y el Caribe no resulta para nada halagüeño: el área tiene el costo más alto de una dieta saludable en el mundo, al subir 5,3 por ciento de 2000 a 2021.
El encarecimiento respondió al alza de la inflación alimentaria, las interrupciones en las cadenas de suministro mundial durante la pandemia y la escasez de recursos humanos durante el período, puntualizó la FAO.
Según el análisis, el costo promedio de una dieta saludable a nivel mundial es de 3,66 dólares por persona al día y en el caso de América Latina y el Caribe subió a 4,08 dólares,
En ese contexto, el 6,5 por ciento de la población regional sufre hambre, lo que equivale a 43,2 millones de personas, precisa la publicación conjunta de la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, las organizaciones Panamericana y Mundial de la Salud, el Programa Mundial de Alimentos y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
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