En un comunicado divulgado aquí, el titular de la ONU dijo confiar «en la buena fe de ambas partes para impedir cualquier acción que agrave o prolongue la controversia».
El texto, firmado por su portavoz, Stéphane Dujarric, recordó que en enero de 2018, el secretario general eligió la Corte Internacional de Justicia como el siguiente medio a ser empleado para poner fin a la disputa fronteriza entre ambos países.
La decisión llegó después de analizar cuidadosamente la evolución del proceso de buenos oficios que había tenido lugar durante los años anteriores, agregó la nota.
Un reciente comunicado de la cancillería venezolana rechazó el anuncio conjunto de Guyana y el Gobierno de Estados Unidos sobre un aumento de la presencia militar en la región, con el objeto de proteger a empresas energéticas norteamericanas.
Ese paso “se convierte en la mayor amenaza a la estabilidad del Caribe y América Latina”, de acuerdo con las autoridades de Caracas.
El texto resaltó la negativa del presidente guyanés, Irfaan Ali, a entablar un diálogo directo con el vecino país para resolver la controversia por el Esequibo, como establece el Acuerdo de Ginebra.
En su lugar, señaló, pacta con la potencia militar más agresiva de la historia de la humanidad, que a través del Comando Sur, “viene desarrollando operaciones militares en una zona con ingentes recursos energéticos”, que son explotados de manera ilegal por la Exxon Mobil.
El comunicado advirtió de las peligrosas maniobras de Guyana, que pretenden escalar un conflicto, “motivado por el apetito financiero desmedido de su clase dirigente”.
Asimismo, recordó las negativas para cumplir las normas internacionales, manteniendo la exploración y explotación de petróleo en una zona marítima sin delimitar con Venezuela.
El área de casi 160 mil kilómetros cuadrados y rica en recursos naturales y forestales, es epicentro de la disputa territorial desde hace más de 180 años.
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