Con un vistoso pabellón ubicado en el acceso principal al evento, el también conocido como país canalero exhibe obras de destacados autores, entre ellos Ricardo Miró, calificado como el mejor poeta de esa nación.
Nació en 1883 en Ciudad de Panamá y falleció en 1940, dejando tras de sí una extensa obra. En su honor se estableció el Premio Literario Nacional Ricardo Miró, la máxima distinción otorgada a novelistas, poetas y dramaturgos.
En declaraciones a Prensa Latina el tercer secretario y encargado de asuntos comerciales de la embajada de Panamá en Chile, Antonio Enríquez, dijo que es un orgullo estar aquí como invitado a un evento con tanto prestigio.
Agradecemos mucho a la Cámara Chilena del Libro y los demás organizadores por brindarnos la oportunidad de presentar a chilenos y extranjeros que visitan Filsa la literatura de nuestro país, señaló el diplomático.
Además del poeta nacional Miró, dijo, también hay obras de la doctora Rosa María Brittón, considerada como la autora panameña más reconocida y premiada a nivel internacional.
Tienen, asimismo, ejemplares de Luis Pulido Ritter, quien incursionó en la academia, la novela, poesía y periodismo y es un destacado investigador del arte y la historia cultural de Panamá.
Enríquez dijo a esta agencia que también vinieron escritoras más recientes que dictaron charlas y talleres, sobre todo para alumnos de escuelas primarias chilenas.
El diplomático destacó el buen momento de las relaciones culturales entre Chile y Panamá y una muestra de ello, aseguró, es la invitación a su país en esta nueva edición de Filsa.
Interrogado sobre la controversia entre el libro digital y físico, abierta por el desarrollo de las nuevas tecnologías, opinó que en el fondo cada una de estas modalidades tiene sus propios seguidores.
“Muchos prefieren palpar el libro, incluso subrayarlo y tenerlo físicamente en su biblioteca por si en algún momento necesitan consultarlo o simplemente desean volver a leerlo”, comentó.
Otros, en cambio, se adhieren a la moderna tecnología, como la tableta, que les permite llevar no uno, sino cientos, miles de textos a cualquier parte del mundo.
Lo importante, concluyó, es dejarse transportar a ese mundo fascinante que cada autor plasma en su obra.
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