Por Roberto Castellanos
Corresponsal jefe en Egipto
Las imágenes de los infantes en incubadoras mientras eran transportados en ambulancias hacia los centros médicos son un golpe a la conciencia de la humanidad, hasta la fecha incapaz de poner fin a la agresión israelí.
Como en todo conflicto, los ataques contra ese enclave golpean con especial énfasis a la infancia, ya afectada por 15 años de bloqueo israelí.
Más de seis mil menores gazatíes murieron por las bombas o los disparos del Ejército desde el 7 de octubre, lo cual llevó al Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) a señalar que el enclave costero es el lugar más peligroso del mundo para los niños.
“Esto no tiene precedentes (…) Estoy obsesionado por lo que vi y escuché”, afirmó recientemente ante el Consejo de Seguridad de la ONU Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef, tras regresar de una visita a Gaza.
Sin embargo, esa cifra podría aumentar drásticamente porque las autoridades locales estiman que más de mil están atrapados bajo los escombros, sin ninguna posibilidad de sobrevivir durante tanto tiempo.
Según la ONG Save the Children, el número total de niños asesinados en solo unas pocas semanas en Gaza es mayor que la cifra anual en todos los conflictos combinados desde 2019.
Aquellos que sobreviven a las bombas, corren el riesgo de morir de hambre, deshidratación o enfermedades, problemas siempre presentes en el territorio, pero que se agudizaron tras el ataque israelí.
La decisión del gobierno ultraderechista de Benjamin Netanyahu de prohibir la entrada de alimentos, medicinas, agua potable y combustible a Gaza desató una crisis humanitaria sin precedentes, que golpeó, en primer lugar, a los menores.
La situación se agravó con los ataques diarios contra los centros médicos del enclave, en especial en el norte, donde no funciona ya ninguna instalación de salud, incluidos los complejos hospitalarios Al Shifa e Indonesio.
El colapso casi total de los servicios médicos y sanitarios amenaza la vida de los menores de edad.
“A los niños se les niega su derecho a la vida y a la salud (…) Proteger los hospitales y entregar suministros médicos que salvan vidas es un deber bajo las leyes de la guerra”, advirtió Adele Khodr, directora regional de Unicef.
Khodr recordó que los servicios de salud infantil en la Franja de Gaza ya estaban peligrosamente sobrecargados antes de comenzar la ola de violencia actual.
Antes del inicio del nuevo ciclo de hostilidades, el sector de la salud allí carecía de infraestructura y equipo médico adecuados, y los servicios, incluidos los de agua, a menudo se veían interrumpidos por cortes de energía, recalcó.
La grave crisis no solo afecta el presente sino también el futuro del pueblo palestino. Junto a centros de salud y culturales, templos, sitios históricos y viviendas, cientos de escuelas en Gaza también sufrieron los efectos de las bombas y la artillería israelí.
Muchas de esas instalaciones educativas, abarrotadas de refugiados, fueron sencillamente borradas del mapa por las toneladas de explosivos lanzadas por los aviones de guerra.
MUJERES EMBARAZADAS: OTRO BLANCO ISRAELÍ
Junto a ese sector poblacional, las mujeres embarazadas de Gaza se ven atrapadas en una catástrofe que parece no tener fin, al igual que la ofensiva del gobierno de Netanyahu.
El colapso del sistema de salud, la falta de agua, alimentos, medicinas y de condiciones idóneas para su gestación, amenaza con una cantidad incierta de partos prematuros y abortos tras más de un mes de bombardeos y asedio.
“Hemos visto un aumento en los nacimientos prematuros con el bombardeo de las casas. Hemos tenido que realizar partos prematuros mientras la madre agonizaba”, denunció el doctor Nasser Fouad Bulbul, que dirige las salas de atención prematura y neonatal del Al-Shifa, un centro que ya cerró sus puertas.
Gaza alberga a unas 50 mil embarazadas con acceso limitado a servicios de salud esenciales, y de esa cifra unas cinco mil 500 darán a luz en diciembre, un promedio de 180 diarias.
En un momento en que comienza una nueva vida, lo que debería ser un momento de alegría se ve eclipsado por la muerte y la destrucción, el horror y el miedo, lamentó la jefa del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), Natalia Kanem.
Según Sima Bahous, dirigente de ONU Mujeres, dos madres son asesinadas cada hora por los ataques israelíes y siete féminas cada 120 minutos.
Hemos sido testigos de seis rondas de violencia en Gaza en los últimos 15 años, pero la ferocidad y la destrucción actual nunca antes la vimos, alertó.
Sondos, de 26 años, estaba embarazada cuando quedó atrapada en una explosión. Rescatada de entre los escombros, fue sometida a una cirugía y a una cesárea de emergencia en un hospital gazatí.
Me trasladaron al quirófano para que me curaran las piernas porque tenía los huesos destrozados, después de eso, di a luz a una niña, la llamaré Habiba, en honor a su hermana que fue asesinada el mismo día, expresó la joven en un comunicado difundido por el Fondo de Población de la ONU.
Necesito una cesárea, me dijeron. Pero hay tantos casos, que estoy esperando mi turno, relató, por su parte, Raghda Talaat Harb, de 37 años. “El médico dice que no hay anestesia (…) No pueden administrar a las mujeres la dosis completa”, señaló.
Diversos cálculos estiman que, de los 2,3 millones de habitantes de Gaza, 25 por ciento son mujeres y adolescentes en edad reproductiva que necesitan acceso a servicios de salud sobre el tema.
La situación se agrava por el desplazamiento de 1,6 millones de personas en ese enclave costero, lo cual aumentó la violencia de género en refugios superpoblados, donde las condiciones son cada vez más terribles.
Los niños, ancianos y enfermos también sufren ese problema en las numerosas instalaciones desbordadas de personas, la mayoría de ellas administradas por agencias de la ONU.
Mientras el mundo observa cómo las Fuerzas Armadas de Israel avanzan en su campaña bélica en la Franja de Gaza, los niños y las embarazadas luchan por sobrevivir bajo las bombas, el hambre y las enfermedades.
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