“Estoy pensando en llamarlo Ministerio de Paz y Desarrollo Humano, pero tal vez ese no sea el nombre”, dijo el mandatario durante la sesión pública de la 80 conferencia anual del Partido Laborista, al insistir en la necesidad de otra institución enfocada en reducir los niveles de ese flagelo en la sociedad.
Jamaica no es un país en guerra, pero nuestra tasa de homicidios, nuestras muertes debido a la violencia, equivalen a la de los países que están en guerra, señaló el también líder de la formación política.
De acuerdo con el gobernante, si hay algo que la administración debe realizar, a partir de este mandato y para el próximo, es implementar medidas para hacer frente a esta situación, la cual –a su juicio- “es como una enfermedad, como una epidemia en nuestra sociedad”.
Aludió a un estudio al respecto, que debería estar concluido a finales de este año, a partir del cual se reorganizará el Gobierno para crear y reunir todas las agencias que se ocupan de las familias, las comunidades, el desarrollo social, la crianza de los hijos y otros bajo un solo ministerio.
La violencia “está en un nivel intolerable y está cambiando el carácter y la naturaleza del pueblo jamaiquino. Está reduciendo la calidad de nuestras vidas y nos está volviendo agresivos unos con otros”, alertó Holness, quien mencionó también el gran costo económico de ese mal.
Una reducción de esa problemática conduciría a una factura de atención médica más baja, una disminución de las necesidades policiales y de seguridad del país, al tiempo que aumentaría la creatividad de los ciudadanos y el bienestar social, consideró en declaraciones citadas por el diario Jamaica Observer.
El jueves último, las autoridades declararon el estado de emergencia en las parroquias de Saint James (a unos 180 kilómetros al oeste de esta capital), Hanover (en la zona noroccidental), Saint Catherine y Clarendon (en el sur), con el propósito de fortalecer la lucha contra el crimen.
Anteriormente, el 8 de noviembre, el gobierno había impuesto una medida similar en Saint James, debido al aumento de la violencia de las pandillas y la muerte a tiros de tres personas, incluidos dos escolares.
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