“Y, lo que es más importante, distribuir los fondos”, señaló el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), QU Dongyu, en un artículo divulgado aquí por la representación en Cuba del organismo internacional.
Más de un tercio de los compromisos climáticos de los países o las contribuciones determinadas a nivel nacional se refieren explícitamente a las pérdidas y los daños en los sistemas agroalimentarios, indicó el experto, en vísperas de la próxima conferencia de las Naciones Unidas sobre el tema, la Cop28.
Para los Estados que hacen referencia al asunto, la agricultura es, en general, el sector individual más afectado, remarcó.
La FAO, reiteró, está resuelta a ayudar a los países a evaluar el alcance y la magnitud de los estragos por las repercusiones de la crisis climática en los sectores agroalimentarios.
También a movilizar recursos financieros suficientes y predecibles para apoyar la aplicación de medidas destinadas a paliar los perjuicios y poner a punto nuevas tecnologías y prácticas que permitan reducir la exposición y vulnerabilidad de los productores de alimentos y los consumidores, puntualizó.
Al decir de QU Dongyu, “las crisis climática y alimentaria son inseparables”, por lo que la inversión en soluciones generará grandes beneficios para las personas y el planeta.
“Los patrones climáticos y meteorológicos son algo que un agricultor siente en sus huesos, pero los cambios en esos patrones y el aumento de los fenómenos extremos han conmocionado, en los últimos años, a las comunidades rurales”, consideró.
Los productores en pequeña escala, advirtió, están cada vez más a merced de las catástrofes y los fenómenos extremos provocados por el clima.
Dada la dependencia total de los patrones meteorológicos y los recursos naturales para obtener rendimientos y productos saludables, el sector agrícola es el más expuesto a la crisis climática, sintetizó el experto.
Se estima, argumentó, que en los últimos 30 años las pérdidas en la producción agrícola y pecuaria debido a catástrofes relacionadas con el clima y de otra índole ascendieron a 3,8 billones de dólares, lo que equivale a una pérdida media de 123 mil millones al año, o el cinco por ciento del Producto Interno Bruto agrícola mundial anual.
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